Bolivia conmemorará hoy 131 años de la pérdida de su litoral en el Pacífico en momentos en que su relación con Chile, determinada por la agenda de los 13 puntos, plantea una ecuación a despejar, con un interlocutor, el gobierno de Sebastián Piñera, por el momento impredecible.
El presidente Evo Morales subirá a la testera de la Plaza Eduardo Avaroa, en La Paz, para referirse, como todos los años en Bolivia desde 1879, cuando Bolivia resignó 400 km de costa y 120.000 km2 de territorios y, más aún, desde 1904 cuando la suscripción del Tratado de Paz y Límites con Chile, la convirtió en un país mediterráneo, a la secular aspiración boliviana de una salida soberana al mar.
Lo hará en medio de una atmósfera cualitativamente
distinta a otras que hace décadas signa esta fecha, la más dolorosa del
calendario histórico boliviano.
A la agenda de los 13 puntos que Morales y su colega chilena
Michelle Bachelet labraron a pulso entre 2006 y 2009 y que a su vez
resume el estado actual de las relación bilateral al incorporar, tras
más de un siglo de rispideces, el reclamo boliviano de una salida al
mar, se suma el cambio de gobierno en Chile.
Aunque no representa, necesariamente, un cambio de paradigma, la
administración Piñera es, al momento, una incógnita, más aún después de
la designación del nuevo Cónsul General de Chile en Bolivia, Jorge
Canelas Ugalde.
Nieto de boliviano, Canelas Ugalde, que debe tomar posesión en las
siguientes semanas, escribió, hace una década, una frase poco feliz que
hasta el momento representa su única carta de presentación en Bolivia.
"La mejor relación con Bolivia es no tener relaciones", escribió
para un sistema de opinión encriptado en el edificio Carreras, sede de
la cancillería chilena en Santiago.
Esta "opinión formada" de Canelas Ugalde con Bolivia ha merecido la
crítica de la oposición en su propio país.
Bolivia ha enviado a Santiago la señal más clara de su posición con
Chile, al ex ministro de la Defensa, Walker San Miguel, gestor, nada
menos, del acercamiento de las Fuerzas Armadas de ambos países.
En una suerte de respuesta a la designación polémica de Canelas
Ugalde, el canciller boliviano David Choquehuanca se dijo optimista en
que los gobiernos de Morales y Piñera encuentren la forma de continuar
las conversaciones.
En su reciente visita a Chile, entre 10 y 11 de marzo, Morales, que
integró la misma escuadra de Piñera, en un partido de fútbol que
subrayó, hace dos semanas en Santiago, la tesitura de la relación
bilateral, Morales patentó su decisión de llevar a buen puerto los
vínculos bilaterales.
"Vamos a continuar sembrando confianza, confianza de Presidentes es
confianza de pueblo a pueblo. El tema marítimo es una agenda de Estado a
Estado, deseo que siga en la agenda, pero no por ese tema hay que
chantajearnos, lo que sí hay que responder las demandas urgentes de
nuestros pueblos", afirmó en Valparaíso.
Un año después de denunciar que la demanda de Perú a Chile, ante el
Tribunal de La Haya, por el control de 100.000 km2 de aguas marítimas
frenó en seco las negociaciones de La Paz y Santiago en base de la
agenda de los 13 puntos, Morales podría abonar más aún el terreno de la
vinculación bilateral, según analistas locales.
El ambiente que precede el discurso del mandatario se enmarcaba el
lunes en una encuesta publicada la víspera por el tabloide La Razón, la
primera de su tipo por el ángulo de las preguntas y el tenor de las
respuestas, que esboza el clima de opiniones públicas con respeto a
Chile y los chilenos.
"Los bolivianos ven amistosos a los chilenos", abrevia el titular de
La Razón. Casi 5 de cada 10 consultados admitieron que entre Bolivia y
Chile existe una cuenta pendiente y otro tanto dice que, a 131 años de
la guerra que enfrentó a ambas naciones, nada pendiente hay.
De cada diez encuestados, 4 encuentran "amistoso" al chileno y
también a su gobierno.
El estudio demoscópico se inscribe en la transición del gobierno de
la presidenta Bachelet, que desplegó gestos de acercamiento
incontrastable con Bolivia, a su sucesor Piñera.
El mar constituye un "patrimonio común de la humanidad" para la
Armada Boliviana, que reafirmará el martes 23 de marzo, que una salida
libre y soberana al Océano Pacífico es para Bolivia una propuesta
inseparable asociada al progreso, a su dignidad y a su independencia,
afirmó por su parte en La Paz el comandante de la armada,
contraalmirante Hugo Contreras.
"Se ha escrito mucho, desde diferentes enfoques de la reivindicación
marítima, pero nunca lo suficiente, pues siempre habrá un espacio en
blanco en las páginas de la historia para que plasmemos nuestro
pensamiento en la acción del mañana, única esperanza que despunta el
alba, como testimonio de que el mundo puede hacerse más justo y que no
puede tolerar tanta obsecuencia en causa tan legítima, pues el mar
constituye, patrimonio común de la humanidad", afirmó Contreras, en
declaraciones a la ABI.
Bolivia y Chile tienen suspendidas sus relaciones diplomáticas
desde 1978 tras fracasar las negociaciones que restauren un acceso
soberano boliviano en el Pacífico.
Bolivia perdió sus costas sobre el Pacífico en una guerra
territorial con Chile en 1879.
Pese a que no tienen normalizados sus vínculos diplomáticos, los
gobiernos de La Paz y de Santiago han logrado importantes acercamientos
los últimos años.
Perú, el tercer protagonista en este embrollo, no tanto por la
demanda marítima reciente a La Moneda, sino por los alcances y efectos
del Tratado Secreto de Ancón, de 1924, perfeccionado 5 años después, ha
destacado a La Paz a uno de sus diplomáticos más consumados, Manuel
Rodríguez Cuadros.
El tratado de Ancón obliga, en cualquier eventualidad, a La Paz y
Santiago, a consultar con Lima un arreglo sobre el reclamo marítimo
boliviano.
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