Así se pronunció la agrupación Peronismo Auténtico. “Tomamos conocimiento, nuevamente de la existencia de documentos que prueban vínculos entre el accionar de la Fuerzas Armadas de la dictadura genocida y los profesionales quienes ejercían la labor periodística, en esos años, y siguen haciéndolo hasta nuestros días”, expresaron en un parte de prensa.
Hay periodistas que “fueron cómplices gustosos que hoy deben explicar a la sociedad tucumana cuál es el precio que pusieron a las vidas de tanta gente que hoy no está”, nara el texto.
“Nuestra sociedad, que fuera diezmada por el terror implantado en esos años, soportó la ejecución de planes sistemáticos por parte de los responsables genocidas, en cada una de las áreas que ocupaban. Así, por ejemplo, se enseñoreaban en los sindicatos desde donde salían a la caza de todos aquellos que representaran oposición y resistencia, que pudiera impedir la ejecución de su terrorífico saqueo”, se lee en el parte de prensa firmado por Peronismo Auténtico: Cesar Costa, Cristina Barrionuevo, Oscar Homquist, Patricia Guerrero, Guido Suárez, entre otros.
El texto continúa al asegurar que las FFAA “echaron mano a la coerción y a la censura en los medios de comunicación, privados y estatales, para difundir su predica antipopular y antidemocrática con el intento de instalar la idea de lo que llamaban el “accionar subversivo”. Tal fue el caso del Canal 10, que pertenecía en ese entonces, en un 100% a la UNT dentro del cual se estableció una censura importante informativa y una discriminación contra los trabajadores de prensa que se habían incorporado con el gobierno peronista de 1973 a quienes, con el Operativo Independencia se los constriñó profesionalmente, en muchas ocasiones se los presionó hasta que dejaron de trabajar, y a la mayoría se los despidió luego del golpe de Estado”.
En este sentido expresan que “algunos de ellos fueron detenidos y desaparecidos –caso Eduardo Ramos--, otros arrestados temporalmente, y otros, sufrieron allanamientos en sus viviendas. Este canal de televisión universitaria fue el eje de gravitación desde donde se dictaron las nuevas normas del pensamiento autoritario para lograr la sumisión total y absoluta que garantizara la adhesión victimizada del pueblo”.
Y aclaran que “para el logro completo de esos fines necesitaron aliados eficaces que hubieron de sonreír a la teleaudiencia mientras desde la pantalla mostraban, por ejemplo, el orden de las villas tapiadas: fueron cómplices gustosos que hoy deben explicar a la sociedad tucumana cuál es el precio que pusieron a las vidas de tanta gente que hoy no está”.
El escrito continúa diciendo que “el condenado Bussi, en el juicio del Senador Vargas Aignasse, reconoció que el golpe de Estado del 76 fue precedido de la confección de listas de posibles “enemigos de la patria”. Nos preguntamos: cuántos de esos nombres fueron aportados, por estos agentes de inteligencia, tales estos “seudos periodistas y/o locutores” que observaban, escuchaban, interpretaban y juzgaban quiénes eran los “enemigos de la Patria” y rendían los informes correspondientes a los superiores militares, para que al igual que Judas luego de su entrega, recibieran las treinta monedas”.
Por eso “es importante que todas estas miserias y aberraciones se conozcan y se aclaren para el bien de nuestra democracia, para lograr la franqueza política que este Bicentenario Patrio necesita”.
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