La venta de productos en mercados de víveres, el servicio doméstico y las obras de construcciones son algunas de las principales actividades en las que se advirtió la explotación laboral infantil indígena en Ecuador. Según el informe, los chicos son explotados con hasta 16 horas diarias de carga de actividades sin contrato y por sumas irrisorias.
La Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), Care Internacional y Organización Internacional del Trabajo (OIT) presentaron el informe que denuncia altos índices de explotación laboral infantil en Ecuador.
Los niños, niñas y adolescentes indígenas en las provincias de Guayas,
Chimborazo y Sucumbíos están insertos en el sistema de explotación laboral
infantil a través de la venta de productos en mercados de víveres, el servicio
doméstico y las obras de construcciones.
La investigación que culminó
hace sólo semanas se realizó en los cantones de Guayaquil (Guayas), Guamote
(Chimborazo) y Lago Agrio (Sucumbíos), y tuvo como finalidad conocer las
actividades en las que se concentra al explotación laboral infantil de los
menores de edad indígenas; en estas tres regiones de Ecuador hay alto porcentaje
de población indígena y sugerir medidas que aseguren el cumplimiento de los
derechos.
De acuerdo con Nubia Zambrano, miembro de Care, por medio del estudio se
ratificó la vulnerabilidad de los menores de edad indígenas ante la trata de
personas.
Por medio de grupos focales y talleres con los menores de edad,
las familias y maestros, se concluyó que, debido a los altos niveles de pobreza,
en provincias como Chimborazo, se registran casos de menores de edad indígenas
que son entregados a otras personas para que los ingresan al sistema de
explotación laboral en Colombia o Venezuela. “Las aspiraciones económicas de los
padres y los bajos niveles académicos hacen que sean engañados por personas
(explotadores) que emplean la estrategia de usar a conocidos para que se ganen
la confianza y los progenitores cedan a los hijas o hijos”, explicó
Zambrano.
Zambrano también indicó que los menores de edad que caen en ese
tipo de explotación una vez que regresan lo hacen con la autoestima baja;
"porque los chicos son explotados con hasta 16 horas diarias de carga de
actividades sin contrato y por sumas irrisorias”.
Fernando García,
investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso),
indicó que ese tipo de prácticas se repite porque en el Código Penal del país
hay un vacío con respecto a la trata de personas por explotación laboral.
“Actualmente únicamente se contemplan sanciones para la trata por explotación
sexual y no por la laboral”, explicó.
Lo frecuente de dichas prácticas lo
corroboran las estadísticas de la Organización Internacional para las
Migraciones (OIM) y la Dirección Nacional de Policía Especializada para Niños,
Niñas y Adolescentes (Dinapen), las cuales indicaron que el año pasado
encontraron 14 casos de trata de menores de edad por explotación. “Las víctimas
eran menores de 18 años y de origen indígena”, señalaron ambos
informes.
En la investigación hecha en Guayas se encontraron casos de
niñas que cuidan a los hermanos en la casa, van a la escuela y ayudan a los
papás en los mercados. “Tienen jornadas agotadoras que son de 15 a 18 horas. Lo
peor es que algunas abandonan los estudios por eso”, precisó
García.
Mientras que en Sucumbíos, los chicos salen a buscar actividades
a fincas porque en el hogar no hay dinero para gastos personales ni para que
continúen educándose. Las chicas, por su parte, se insertan en el sistema de
asistencia doméstica en jornadas que tienen horario de entrada, pero no de
salida.
Marlene Anzules, técnica del Consejo de la Niñez y la
Adolescencia en Sucumbíos, señaló que la explotación laboral en esa zona del
país es evidente. “Los niños están dentro del sistema de explotación laboral con
más frecuencia limpiando zapatos o en karaokes”, y agregó que aquello afecta a
todos los grupos étnicos. En estos momentos -afirmó- la entidad está trabajando
en campañas de sensibilización en escuelas y colegios. “Lo que hace falta es que
se hagan trabajos más coordinados entre las diversas entidades”, enfatizó.
Pero Vladimir Chicaiza, de la OIT, aclaró que el problema no sólo es que
los menores de edad están insertos en sistemas de explotación labotal que los
exponen a peligros en la calle o con químicos y los obligan a abandonar los
estudios. “Algo que más nos ha llamado la atención es que la cuarta parte del
medio millón de niños que son explotados laboralmente son indígenas”, resaltó
Chicaiza.
A más del factor económico -continuó- las creencias culturales
inciden en esa realidad. Así, según lo recogido por la investigación, sectores
de adultos indígenas califican de positivo "trabajar" a los 10 años de edad
porque eso permitirá a los niños ayudarse a pagar los estudios. Además,
añadieron que "el trabajo les enseña a no ser vagos y a aprender un
oficio”.
Para corregir la explotación de los niños indígenas, añadió
Zambrano, ahora se socializa el documento con autoridades provinciales y
cantonales para que emitan ordenanzas que eliminen la explotación laboral
infantil.
Entre las recomendaciones del documento está que se inicie un
proceso sistemático de formación en derechos de los niños y adolescentes a las
autoridades indígenas y a gobiernos locales (rurales y urbanos), en donde están
asentados mayoritariamente estos pueblos. También se sugiere que se impulsen
emprendimientos productivos que generen a las familias indígenas ingresos más
significativos para evitar que acudan la explotación laboral infantil.
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