Luego del despido de Osvaldo Sosa en la conducción del primer equipo de Atlético Tucumán, la dirigencia decana se movió rápidamente y en menos de 24 horas encontraron el reemplazo. Mario Gómez se hizo cargo de la dirección técnica del equipo que participa en el torneo de primera división del fútbol argentino.
Envidiable, para cualquier técnico, lo de Mario Gómez
Si logra que Atlético Tucumán no descienda renueva sus pergaminos, un tanto alicaídos; si sucede lo contrario se lleva unos buenos pesos por estar unos meses en el Jardín de la República.
“Vamos a tratar de sumar la mayor cantidad de puntos posible”. “Es complicada la situación, pero matemáticamente se puede revertir”. “Antes quiero ganarle a Godoy Cruz”. Todas obviedades. Los técnicos de fútbol usan el mismo casette. Cuando pierden encuentran culpables externos, cuando ganan el mérito es interno y cuando se hacen cargo de un equipo prometen otra obviedad, trabajo.
Atlético Tucumán despidió dos técnicos en menos de cuatro meses. No habla bien de la dirigencia. No habla bien del plantel. “La culpa es del otro no de nosotros”. Ahora llego Gómez y las esperanzas se renuevan la igual de lo que pasó cuando vino Chiche Sosa.
Quedan 11 partidos para Mario Gómez y Atlético Tucumán. Quedan 33 puntos en juego. Quedan 5 partidos de local y 6 de visitantes. Queda alguna esperanza en el corazón de los hinchas decanos, que hasta ahora fueron los únicos que no se equivocaron.
Con nuevo técnico el ánimo tiene que ser distinto y el trabajo en la recuperación del autoestima del plantel es la tarea principal de Gomez. Experiencia no le falta.
Daniel A. Villalba
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