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Argentina sorprendió

El seleccionado argentino que conduce Maradona se vistió de candidato al título en el mundial de Sudáfrica 2010, no sólo por el triunfo ante Alemania sino porque se mostró como un equipo sólido y sólo le falta ajustar la zona donde más diferencia puede marcar, el ataque.

“Es mejor ir al mundial como puntos, no ir como favoritos”, había dicho hace tiempo Maradona, pero después de lo que pasó en la fría noche de  Munich eso ya no sucederá.

Más allá  que la camiseta argentina siempre impone respeto, lo que pasó en los últimos cuatro años, con la salida abrupta de Alfio Basile, la llegada de Maradona y algunas actuaciones en falso provocaron que el seleccionado no estuviera entre los favoritos para lo que se viene.

Pero eso se terminó en la noche del miercoles, porque se pudo ver en Munich a un equipo ordenado, prolijo en el fondo, con un central como Walter Samuel que le dio otra autoridad a la defensa y encima Javier Mascherano volvió a ser el de siempre.

Además, el resto de los volantes (Jonás Gutiérrez, Juan Sebastián Verón y Angel Di María) acompañaron tanto en la marca como en el juego y así los alemanes chocaron una y otra vez sin poder vulnerar a los argentinos.

El asterisco que queda por resolver es el ofensivo, que debería ser el más sencillo de arreglar por la calidad de futbolistas que tiene el seleccionado argentino de mitad de cancha hacia delante.

Cualquier equipo del mundo quisiera tener entre sus once titulares a Lionel Messi, Gonzalo Higuaín, Carlos Tevez y Diego Milito.

Tanta ventaja tiene argentina en ese sector, que Maradona sólo puede poner a dos en la cancha y otros dos, más Sergio Agüero y Martín Palermo (también irán al mundial), tienen que ir al banco de suplentes.

Es cierto que en el fútbol es más fácil trabajar para destruir, es decir marcar, presionar, correr, que construir, es decir, generar juego, crear espacios y lastimar.

La cuestión es que no se puede pretender un equipo perfecto con sólo dos entrenamientos, sin poder hacer ninguna práctica de fútbol formal y con jugadores que llegaron cansados por sus competencias locales.

De todos modos, la esperanza para lo que se viene está bien cimentada, porque las principales dudas estaban en la solidez como equipo y eso quedó despejado en Munich.

Ahora resta encontrarle la vuelta para que Messi sea el jugador desequilibrante que el seleccionado argentino necesita y que Higuaín pueda tener las chances de gol que posee en el Real Madrid.

Faltan 99 días para el debut argentino en el mundial, que será ante Nigeria, y ahora se mirará al equipo de otra manera, tanto el periodismo en general como la gente.

Eso servirá para que Maradona pueda trabajar con más tranquilidad y así el ánimo de cara a la Copa del Mundo no estará relacionado con la bronca y la impotencia, sino con el de la esperanza de poder gritar campeón después de 24 años.

Carlos Juvenal