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Mujica: "No nos vamos a olvidar de los que quedaron al costado del camino"

José Mujica fue investido ayer como nuevo presidente de Uruguay y juró prometiendo "fidelidad" a la Constitución, en el segundo gobierno consecutivo de la izquierda en el país. Prometió "barrer la indigencia y disminuir la pobreza" y subrayó que este rumbo "no es negociable".

Mujica, quien sucede en la presidencia a Tabaré Vázquez secundado en la vicepresidencia por Danilo Astori, cumplimentó la promesa de fidelidad a la Constitución ante la Asamblea General, cuya titularidad temporal ejerce su esposa y a la vez senadora, Lucía Topolansky.

José Mujica agradeció a los mandatarios de los distintos países que se presentaron al acto de asunción presidencial, Hugo Chávez, Rafael Correa, Fernando Lugo, Cristina Fernández de Kirchner y Néstor Kirchner, así como a las agrupaciones sociales uruguayas presentes , a las “comunidades religiosas, a todos los que en el Sur ejercen alguna autoridad o responsabilidad política y al final y sin parafernalia, a ti, querido pueblo con el cual están todos los compromisos”.

El nuevo presidente del Uruguay enfatizó el proyecto de país desde un concepto de multiplicidad de ideas y afirmó que “es bueno en la vida recordar que nadie es más que nadie y saber que gobernar es construir equipos” y enfatizó que peleará “por la integración de este país por todos y con todos” y que ése será el tono con el que trabajará.

“Pepe” Mujica mencionó las líneas que tendrá su gestión, prestará particular atención sobre la integración económica y social del país, a este respecto dijo que se necesitan “todas las iniciativas posibles, las empresas pequeñas nacionales, necesitamos de todas las iniciativas, necesitamos, también, de un Estado que tenga la capacidad de asociarse para darle la posibilidad de ayuda a la clase media que no es empresarial, a las corporativas que se atrevan y que afronten el coraje de levantar empresas autogestionadas para que demuestren que los trabajadores pueden organizarse por sí mismos, necesitamos de la multiplicidad, de lo contrario todo sería un blah, blah, bla.”

“Tenemos que saber que nuestras sociedades son de dos velocidades que cuando progresamos hay un mundo que recoge los frutos de ese progreso, pero otro mundo que queda marginado, al costado del camino y tenemos posibilidades, Uruguay es una aldea grande dotada de recursos culturales, la naturaleza nos dio demasiado, cosas que son permanentes.

Nada más importante que la integración, que el funcionamiento político, que cuidar la economía, pero nada más importante que nos tenemos que acordar de los que han quedado al costado del camino, no sólo por solidaridad, sino por conveniencia.

El gran compromiso del gobierno que nace hoy no es repartir lo que no tiene, sino que su compromiso se puede cuantificar y medir con pocas palabras, barrer la indigencia y desminuir la pobreza y masificar el conocimiento y la cultura, llevando el conocimiento al interior lejano, olvidado y segregado, la forma en que lo hagamos es negociable, pero no es negociable el rumbo.”

A su vez, enalteció los valores democráticos: “ahora estamos santificados, esta es la firma del señor escribano. Estas formalidades que dan garantías, podrán ser aburridas, pero es una verdad institucional y hay que defenderlas y cuidarlas. Sólo les damos valor cuando no las tenemos, nos damos cuenta que un papel de representación cumple con una Nación y cuando falta, la ausencia es grande.

Pertenecemos a una generación en la que quedan algunas reliquias de los que quisieron tocar el cielo con las manos, desesperados de amor con la tragedia de nuestro pueblo soñamos con un mundo mejor.”

Finalmente dijo que si bien serán cinco años de duro trabajo, serán años que abran la posibilidad a un futuro mejor para las generaciones siguientes y aleccionó: “Duro aprendizaje es el que implica el querer progresar, porque no hay crecimiento que no sea disciplinado y doloroso”.