Según datos oficiales, de las 14.981.000 personas ocupadas (obreros, empleados, profesionales, cuentapropistas o patrones) ganan en promedio $ 1.869 por mes.
Los datos difundidos por el Instittuto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) señalan además que esos ingresos se distribuyen de manera desigual: el 70% -casi 10,5 millones de personas- gana menos de $ 2.000 por mes y recibe el 42,3% de la torta. En tanto el 30% restante se queda con el 57,7 de los ingresos.
Esto surge de las última cifras oficiales sobre distribución del ingreso, del IV Trimestre de 2009 proyectadas a todo el país.
Según publica el suplemento económico del diario Clarín, los salarios nominales fueron aumentando en los últimos años, pero la inflación real fue licuando esas mejoras. Según mediciones de precios alternativas a la oficial, desde octubre de 2006 la inflación real superó el 80%, mientras para el INDEC no alcanzó al 30%.
Si bien comprenden a la mayoría de los 7,3 millones de trabajadores formales, las subas salariales acordadas en los convenios presionan también a favor de una mejora de los trabajadores informales. Sin embargo, se estima que los asalariados no registrados, en promedio, ganan un 33% menos que el trabajador en blanco. Así, la mitad de los asalariados "en negro" cobra menos de $ 1.000 mensuales.
El informe oficial también revela que un amplio sector es pobre aunque esté trabajando. Al analizar la escala salarial surge que la mitad de los ocupados -7,5 millones- gana menos de $ 1.500 mensuales, menos del valor de una canasta familiar básica.
Varios factores pesan en esta pobre radiografía salarial: a los ingresos bajos, se suma que el 36% de los asalariados trabaja en negro y mucha gente vive de changas. Por ejemplo, el 10% de los ocupados trabaja en promedio 22 horas semanales y el 20% menos de 31 horas por semana.
Eso significa que una porción importante de esta gente ocupada integra el contingente del subempleo, así llamado porque trabaja pocas horas, aunque esté dispuesta a trabajar más. Se trata de vendedores ambulantes, changarines, cuentapropistas y otras formas precarias de inserción laboral.
Los ingresos también se reparten de manera despareja según el género. La mitad de los varones gana menos de $ 1.700 mensuales, en tanto el 50% de las mujeres tiene ingresos de menos de $ 1.200. Esto se debe en parte a que, en promedio, las mujeres trabajan menos horas que los varones (en promedio los varones trabajan 45 horas semanales y las mujeres 33 horas semanales) porque las tareas en el hogar recaen sobre sus hombros y, además, una porción importante se desempeña en el servicio doméstico, con ingresos más bajos.
El 76,2% de los ocupados 11.415.000- son asalariados. Y entre éstos hay 4.100.000 que no están registrados (en negro). Y el 23,8% restante -3.585.000- son profesionales, autónomos o monotributistas.
Con este nivel de ingresos reflejado en la reciente encuesta del INDEC y sumando el aporte de la familia (como el ingreso del cónyuge o del hijo) se puede concluir que en el 30% de los hogares argentinos ingresan menos de 1.700 pesos al mes.
A partir de estos números críticos se resalta el debate sobre la pobreza. Porque el valor que se le asigne a la canasta familiar determina cuánta gente vive por debajo de la línea de pobreza.
Por ejemplo, de acuerdo a FIDE (Fundación de Investigaciones para el Desarrollo, cuya directora, con licencia, es la actual titular del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont), en octubre de 2009 una familia tipo del Gran Buenos Aires necesitaba $ 2.752 para cubrir sus gastos básicos. Según el INDEC, en la mitad de las familias argentinas ingresan menos de $ 2.670 por mes.
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