Luego de que su abuelo confirmara desde Valparaíso la magnitud del sismo, Martina Maturana corrió a la plaza de Robinson Crusoe para activar la alarma del pueblo. La historia de una nueva heroína
En el archipiélago de Juan Fernández, el terremoto de 8,8 grados en la escala de Richter que afectó la zona centro-sur de Chile se sintió sólo como un leve temblor.
Al menos así lo percibió Martina Maturana, de doce años, hija de un Carabinero destacado en la Isla de Robinson Crusoe.
Sin embargo, luego de notar que algo extraño había ocurrido, le avisó a su padre, quien además de tranquilizarla, llamó al continente para recabar datos sobre el posible sismo.
Martina, al escuchar que su abuelo, residente en Valparaíso, confirmaba la tragedia que a esas horas se desataba en Chile, miró por la ventana y observó que los botes de la bahía saltaban y chocaban entre sí, informa La Tercera de Chile.
Entonces corrió a la plaza del pueblo y tocó el bong instalado en el centro del parque.
Sin saber el código de emergencias estipulado entre las autoridades de la isla -dos para incendios, tres para derrumbes- despertó a varios lugareños de la isla, quienes también comenzaron a tocar campanas y a huir hacia las alturas.
Minutos después, el maremoto destruyó la caleta. Gracias a la pericia de Martina, el tsunami que desvastó Juan Fernández no produjo más víctimas.
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