Cerca del 30% de los pacientes que ingresan a diálisis en Argentina lo hacen por una insuficiencia renal originada por diabetes, según un informe de la Asociación Regional de Diálisis y Transplantes Renales. Especialsitas aseguran que "la prevención es la medida más eficaz para evitar el avance de enfermedades que perjudican la función renal".
La diabetes y la hipertensión arterial son las principales patología que ocasionan el deterioro de la función renal.
El estudio, difundido con motivo de conmemorarse el 11 de marzo el Día Mundial del Riñón, precisa que la diabetes y la hipertensión arterial son las principales patología que ocasionan el deterioro de la función renal.
Alfredo Casaliba, presidente de Arditra, alertó que "la afección del riñón suele presentarse a partir de los 10 años de evolución", por lo cual insistió en la necesidad de "detectar y tratar a tiempo los factores de riesgo que la provocan".
Casaliba explicó que la afección renal "al comienzo se verifica con un aumento discreto en la excreción de proteínas en la orina".
"Esa situación puede ser detectada y tratada para revertirla, pero si progresa, puede convertirse en una proteinuria franca, lo que señala el comienzo del estadío de la nefropatía diabética clínica que deriva en la diálisis", alertó el especialista.
La diálisis es una terapia de reemplazo renal, asistido por una máquina, mediante la cual se extrae las toxinas que el riñón no elimina, para proporcionar un reemplazo artificial para la función perdida.
El tratamiento es un "soporte vital", que no trata la enfermedad del riñón y que debe realizarse en un cuarto higiénico para evitar el riesgo de contraer alguna infección en la sangre durante el tratamiento.
Los riñones normales eliminan los productos de desecho de la sangre -como ácido y urea-, y procesan el exceso de líquido en forma de orina.
Los tratamientos de diálisis reemplazan ambas funciones, eliminando desechos y líquido.
El informe médico indicó que al cabo de 15 a 20 años de una diabetes mal controlada la afección es mayor y ese aumento de la glucosa en la sangre, compromete la función renal.
Una situación similar ocurre cuando la hipertensión arterial está mal tratada.
Casaliba destacó que "la prevención es la medida más eficaz para evitar el avance de enfermedades que perjudican la función renal".
En ese sentido, sostuvo que "hay que hacer una dieta ordenada de acuerdo al sexo, edad y actividad, mantener el peso adecuado y evitar la acumulación excesiva de grasa corporal que implica una menor respuesta a la insulina, lo que ocasiona diabetes".
Añadió que "debe bajarse el consumo de sal y controlar el consumo de grasas, porque en la diabetes es probable que haya un aumento del colesterol, que también implica un riesgo cardiovascular".
El paciente también "debe controlarse la presión arterial, abandonar el hábito de fumar y evitar el sedentarismo".
Casaliba indicó que "eso es lo que puede hacerse para proteger el riñón, el cerebro, los ojos, el corazón, el sistema nervioso periféricos, las arterias y los vasos pequeños de los miembros inferiores".
El médico recomendó "hacer un control de la presión arterial, cumplir estrictamente la toma de medicamentos antihipertensivos y de los de la diabetes y, por supuesto, el cumplimiento de la consulta médica y las pautas de control de laboratorio que el profesional indique".
"Con estas medidas sostenidas en el tiempo, el deterioro de la función renal se produce lentamente e incluso, si la intervención es precoz, en algunos casos retrocede, evitando la necesidad de hacer diálisis", enfatizó.(Télam)
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