Se trata de afecciones congénitas, que si son detectadas y tratadas a tiempo se puede evitar la pérdida de la visión. Esta enfermedad -más conocida por su desarrollo en adultos mayores- se caracteriza por un cambio en el cristalino del ojo, que en lugar de ser transparente se encuentra opaco.
El cristalino es la lente que permite enfocar en la retina la luz y ver con buena definición las imágenes, pero cuando se encuentra opaco la visión se torna borrosa e indefinida.
En los recién nacidos, las cataratas suelen identificarse por una pequeña mancha blanca que se forma en la pupila.
Un
informe del Ministerio de Salud bonaerense destacó que en ese
territorio, dos hospitales públicos cuentan con la tecnología necesaria
para efectuar en forma gratuita la intervención de cataratas en los
bebés.
Uno es el hospital El Cruce de Florencio Varela y el otro Sor María Ludovica, de La Plata.
Los
expertos hacen hincapié en llegar al diagnóstico en el momento justo
porque si las cataratas no se detectan ni se tratan entre el mes y
medio y los dos meses de vida, los problemas visuales serán graves e
irreversibles, pudiendo causar ceguera.
Arnaldo Medina, director
ejecutivo del hospital El Cruce, explicó que "el tratamiento debe
realizarse alrededor del mes y medio de vida por el desarrollo
anatómico del ojo y no hay que esperar más, porque si se la deja
librada a su suerte, la enfermedad avanza y el niño sufrirá una
disminución permanente en la visión".
Las primeras consultas al pediatra son fundamentales para arribar a un diagnóstico temprano.
Mercedes
Leguía, jefa del servicio de oftalmología del hospital El Cruce, indicó
que "para detectar las cataratas, el pediatra o el médico de familia
debe realizar un examen visual en busca de un reflejo rojo en el ojo
del bebé al exponerlo a una luz potente".
Leguía añadió que "ese
reflejo es igual al que se observa en las fotos con flash y es un signo
que permite suponer que la luz está llegando bien a la retina".
"Pero si no se halla en uno o en ambos ojos, se debe solicitar la consulta al oftalmólogo", puntualizó la especialista.
"Muchas
veces -dijo- son los padres los que consultan porque les llama la
atención algunos síntomas de la enfermedad, entre los que figuran la
pequeña mancha blanca en el ojo, espasmos de los músculos oculares que
provocan movimientos involuntarios, estrabismo o bien una intolerancia
exagerada a la luz".
Una vez diagnosticadas las cataratas
congénitas, el tratamiento consistirá en retirar el cristalino enfermo,
lo cual debe realizarse en el quirófano con anestesia total mediante
una microcirugía oftalmológica que requiere de un equipo profesional
especialmente entrenado.
A diferencia del tratamiento usual en
los adultos "en estos casos no se suele aplicar una lente intraocular,
porque el ojo seguirá creciendo durante los dos años siguientes",
explicó Leguía.
También detalló que "se debe rehabilitar el ojo
mediante el uso de lentes de contacto externas y estimulación visual,
por el cual el compromiso de los padres con el tratamiento posterior a
la cirugía resulta clave para el buen desarrollo visual del niño".
Leguía
dijo que el resultado "dependerá, en gran medida, del momento en que se
realizó la intervención y de la rehabilitación visual posterior, que
incluye el tratamiento de la ambliopía", que es la falla en el
desarrollo de la visión por alteración en el estímulo y que produce
menor agudeza visual.
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