Ciento veinte turistas argentinos fueron rescatados ayer de la localidad de peruana de Aguas Calientes y ya están en Ollantaytambo para luego seguir viaje a Cusco, tras el desmoronamiento de los caminos que conducen a Machu Picchu por las lluvias que desde días afectan a la región.
La Cancillería informó además que el cadáver de la turista argentina Lucila Ramallo Sarlo, de 24 años, fallecida por un desmoronamiento, podría ser repatriado este viernes tras resolverse los trámites para su salida del Perú.
En cercanías de la histórica ciudadela inca quedan unos 500 argentinos que esperan ser trasladados, aunque las autoridades peruanas afirman que el rescate podría demorarse porque operan helicópteros más chicos debido a la inestabilidad del terreno por las fuertes lluvias.
Otros 800 turistas extranjeros también esperan salir de Aguas Calientes. El operativo se realizará en base a un orden que rige en forma internacional para este tipo de catástrofes, que indica que en primer lugar son evacuados los niños, los mayores de 60 años y las mujeres embarazadas.
Adriana Spina, una turista argentina ya rescatada, aseguró al diario El Comercio de Perú que las 3.000 personas que llegaron a Aguas Calientes hace cuatro días vivieron "una situación de desamparo" y que a muchos de ellos el temporal "los dejó varados en el punto de entrada a la ciudadela de Machu Picchu".
Precisó que por cuestiones de prioridad, su esposo se quedó en Aguas Calientes pero advirtió que "no sabemos cuándo va a salir ni cómo nos vamos a comunicar"
"Todo ha subido de precio y no funcionaban las tarjetas de crédito, por una botella de agua están cobrando 10 soles (13 pesos)" y aseguró que "muchos turistas dormían en los vagones del tren de Perú Rail, en las oficinas en los restaurantes, en donde también tenían que hacer sus necesidades".
El desmoronamiento de caminos que llevan a Machu Picchu, además de causar la muerte a Ramallo Sarlo, provocó heridas a Romina Campo, sobrina del vicegobernador de La Pampa, quien dormía en la misma carpa que la víctima.
Romina relató que ambas salieron a las 22 del 25 de enero de Aguas Calientes hacia el Machu Picchu, sin saber lo mal que estaba el terreno por las fuertes lluvias y que llegaron al campamento de Wiñay Wayna, a unas dos horas de la ciudadela, cerca de las tres de la madrugada.
"Llovía mucho cuando llegamos, nos metimos en nuestras bolsas de dormir y de repente siento un ruido de piedras muy fuerte sobre la carpa. Escuche a Lucía gritar, se quejaba, luego más piedras, tantas que tenía mi cabeza atorada entre la bolsa de dormir y las piedras", relató Romina.
Al intentar salir de la bolsa de dormir "escuché cómo Lucía seguía gritando, intenté buscarla, de repente me tiran de las piernas para sacarme de la carpa pero caigo dentro de la bolsa, casi termino ahogada allí, con las plumas y después escuché cómo intentaban abrir la bolsa con una navaja", describió.
"Una vez afuera de la bolsa quise sacarla a Lucía pero no la escuchaba, todo ésto fue a las 3:30 de la madrugada, más o menos. A partir de allí tuve que esperar hasta el mediodía para que me llevaran hasta el Machu Picchu, donde los médicos me dieron ocho puntos de sutura en la cabeza", precisó la joven.
Romina Campo, junto con otros dos amigos con quienes había intentato llegar a la ciudadela junto con Lucía, permanecían anoche en un hotel de Cusco y el cónsul argentino en Lima, Gabriel Volpi, estimó que esta noche podría haber un vuelo que la llevará a la Argentina.
El rescate de los turistas se complicó los primeros días a raíz de incidentes que se generaron cuando helicópteros privados trasladaban a personas con visa de los Estados Unidos desde Aguas Calientes hasta Cusco, aunque las autoridades locales dijeron a Télam que esto no ocurrió con máquinas provistas por el Estado peruano.
Pablo Pozo, de la oficina regional de comunicaciones de Cusco, dijo que operaban en la zona "unos 11 helicópteros pero más pequeños, con capacidad de traslado de seis o siete personas, debido a que las lluvias tornaban muy inestable el terreno para que aterricen máquinas mas grandes".
El cónsul Volpi aseguró además que la Embajada junto con los consulados de Brasil y Chile envió víveres y agua hasta Aguas Calientes para el resto de los turistas, mientras que el gobierno peruano aportó 5.000 raciones de alimentos.
La situación por las precipitaciones en la región de Cusco, donde han muerto diez personas y hay unos 10.000 damnificados, es una de las más graves que se registran en la región desde hace años.- (Télam)
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