El reelegido mandatario de Bolivia, Evo Morales, afirmó que "hay un presidente y dos Estados, un Estado colonial que se va y un Estado plurinacional que llega". Fue durante la ceremonia aymara en Tiwanaku en la que lo ungieron como guía espiritual. Mañana jurará su cargo ante la nueva Asamblea Legislativa.
La ceremonia se llevó a cabo un día antes de la toma de posesión oficial de su segundo mandato como presidente del país.
El presidente de Bolivia, Evo Morales, recibió este jueves el bastón de mando de los pueblos indígenas que lo ungieron como guía espiritual en las ruinas de la milenaria civilización de Tiwanaku, en una ceremonia donde aseguró que "desde este lugar milenario nace una nueva luz de esperanza para el pueblo boliviano y para la humanidad".
Evo,
que se dirigió al pueblo en tres idiomas (aymara, el quechua y el
castellano), formuló su discurso en el templo de Kalasasaya ante miles
de indígenas de todas las regiones de la diversa geografía boliviana,
de nativos de al menos 12 países de América (Abya Yala), representantes
aborígenes de Europa, autoridades nacionales e invitados especiales.
"Desde
este lugar milenario nace una nueva luz, una luz de esperanza para el
pueblo boliviano y para la humanidad", aseguró el reelecto mandatario,
vestido con una túnica blanca de lana de llama, que para los indígenas
simboliza la comunicación.
Morales argumentó que la nueva luz
de esperanza "emerge de los pueblos que nunca se olvidaron de sus
antepasados" y afirmó: "recordando siempre la forma de vivencia en
complementariedad, en solidaridad y especialmente en armonía con la
Madre Tierra".
Según explicó Evo, la energía milenaria del
templete de Kalasasaya (piedra, fuerte de pie, en aymara) ha impulsado
siempre a los pueblos originarios "a luchar por sus derechos y por su
inclusión”, al tiempo que exhortó a los pueblos del mundo a "estar
siempre de pie, nunca de rodillas frente al capitalismo, porque esa es
una lucha milenaria de nuestros antepasados".
Tras resumir los
cuatro años de su primera gestión, Evo ratificó su "voluntad de
servicio al pueblo” y reiteró que los objetivos de su gestión "seguirán
basados en torno a una trilogía del mundo andino".
"La mejor
herencia que nos dejaron los ancestros son el Ama Sua (no seas ladrón),
Ama quella (no seas flojo) y Ama llulla (no seas flojo)” y pidió a los
bolivianos guiarse también por estas máximas de la civilización
milenaria, sostuvo.
Durante su discurso, Evo reconoció que es
difícil erradicar las herencias del Estado colonial, cuyo principal
problema dijo es la corrupción, al explicar que "el estado colonial que
se va, fue el que permitió el saqueo permanente de los Recursos
Naturales, que siempre discriminó a los indígenas, que siempre nos ha
visto como salvajes, como animales".
Y añadió: "Este proceso es irreversible, los pueblos han decidido dignificarse y liberarse del colonialismo norteamericano".
"Siento
que avanzamos cambiando esa historia negra de nuestra querida Bolivia.
Hoy día estoy por segunda vez en este lugar sagrado, segunda vez a
pedido del pueblo boliviano. Un sólo presidente para dos Estados",
señaló Evo.
Aclaró que se trata de un estado colonial que, a
su juicio, termina con su primer mandato y el Estado Plurinacional que
"nace en ese momento”.
Por último, el jefe de Estado destacó
la importancia de "defender los derechos de la madre tierra" que,
consideró, "es la mejor manera de defender los derechos humanos”, y
aseguró que su política en su nueva gestión será nuevamente de servicio
al pueblo bajo la filosofía del "vivir bien", que está siendo aceptado
en todo el mundo.
Antes de ingresar al templo de Kalasasaya,
Evo visitó las pirámides de Ankapana junto a los dirigentes de la
comunidad aymara que portaban banderas bolivianas y la multicolor
wiphala.
A su paso, resonaban los pututus hechos de los
cuernos de toros y vacas, medios de comunicación de los pueblos andinos
para agruparse.
En Akapana, los amautas y yatiris aymaras
realizaron una ceremonia privada de limpia de energía al presidente
Morales, quien fue vestido con un traje blanco con vivos verticales
negros, junto al Unku, o gorra de cuatro puntas, y una chuspa, o
morral, de los mismos colores.
La ceremonia fue observada a
través de pantallas gigantes desde dos tribunas en la que se
encontraban el vicepresidente Alvaro García Linera y representantes de
los pueblos indígenas de diferentes partes del mundo.
Entre
ellos estaban la premio Nobel de La Paz, la guatemalteca Rigoberta
Menchú y la dirigente argentina de la comunidad coya, Milagro Sala,
además de funcionarios de delegaciones extrajeras.
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