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AMPLIAREn mendoza una multitud saludaba a los competidores

El Dakar de la gente

Miles de personas ratificaron ayer en Mendoza la pasión y admiración que despierta el Dakar en Argentina, quienes con cámaras de fotos y celulares en mano a lo largo de los 300 kilómetros de enlace que separaron el fin de la prueba especial con el autódromo Las Paredes, de San Rafael, saludaron a los protagonistas de la competencia.

Por María Pía Del Bono, enviada especial, Telam

Tal como ocurrió el año pasado durante todo el recorrido por tierras argentinas, familias enteras se volcaron a las rutas, a los puentes y a las estaciones de servicio para ver de cerca a los pilotos y a todos los vehículos que integran la travesía Dakar.

Ahí demostraron que la gente es una gran protagonista de este rally en la Argentina. De hecho, el propio director de la prueba, el francés Etienne Lavigne, definió tiempo atrás estas ediciones de rally sudamericanas como "el Dakar de la gente", en comparación con "el Dakar de la soledad en Africa".

Y el entusiasmo de los fanáticos no se limitó sólo a la ciudad, pueblos o parajes, sino también a la extensión del campo, donde cada 1.000 metros aparecía un auto, un camión, camioneta o motito aguardando el paso de la caravana Dakar.

Y fue justamente ese un aspecto fundamental para que el rally volviera a la Argentina y Chile en 2010, aunque sin bien en Chile en esta edición hubo más gente a la vera de la ruta, el fanatismo de los trasandinos resultó muy tibio comparado con la "pasión tuerca" argentina, que rememora con el Dakar a aquellos inolvidables grandes premios de los 50.

Hoy en Mendoza quedó demostrado una vez más: no importó el calor, que se acercó a los 40 grados, porque familias enteras le dedicaron el día al Dakar y desde muy temprano se ubicaron a la vera de la ruta para ver a los pilotos en los tramos de enlace, mientras que otros optaron por un tramo de la especial.

Justamente, el récord de público ubicado en Nueva California, último tramo de la prueba de velocidad, obligó a la organización a acortar seis kilómetros del recorrido porque la situación se había desmadrado y los espectadores violaban los límites de seguridad marcados con una cinta plástica y se acercaron peligrosamente al camino, algunos incluso lo cruzaban con la heladerita en mano como ajenos del lugar en el que se encontraban.

Otros espectadores reaccionaban con insultos, gritos y cargadas a aquellos que sobrepasaban esa cinta, algunos enojados por la actitud e irresponsabilidad y otros con un dejo de envidia a una posición que nada tenía de privilegiada y por demás peligrosa.

Una vez más el estadounidense Robby Gordon, con la Hummer, se adueñó del show y a pocos metros de la meta dobló 90 grados a la derecha, muy rápido y su camioneta de tracción simple se fue de cola e hizo de las delicias del público.

Poco antes, un motociclista había llegado al lugar y su máquina se había parado tras tomar esa misma curva.

Entusiastas, varios se acercaron a empujarlo pero se dieron cuenta de que era un momento ideal para sacarse una foto con un auténtico luchador del Dakar, y así la pasión los empujó, al final, a retenerlo un tiempo.

Muchos parecen haber olvidado la tragedia que enlutó el Dakar en la primera etapa entre Colón y Córdoba, cuando un grupo de espectadores se instaló en un sector no autorizado y el auto del alemán Mirco Schultis perdió el control en una curva y atropelló a varias personas y mató a una mujer.

Nueva California se convirtió en un auténtico hormigueo, miles de personas soportaron el calor recalcitrante durante horas y se instalaron allí con carpas, sombrillas, paraguas, mientras que otros improvisaban con una mediasombra y los espinosos arbustos del lugar, un buen reparo.

Los más preparados se llevaron un gazebo y se convirtieron en espectadores privilegiados aunque algo lejos de la acción.

A su vez, otros optaron por ser espectadores privilegiados del enlace y eligieron montar largas mesas bajo los sauces y álamos que abundan la zona para disfrutar de un almuerzo especial en familia: ver el paso de los pilotos y de todos los vehículos de asistencia.

En este momento todos coinciden en lo mismo: "El Dakar tiene que volver en 2011. Este circo nos encanta, y es mucho lo que le deja a la provincia", aseguran.