La actitud de Hernán Pérez, golden boy del menemismo devenido en Martín Redrado luego de su paso por la Comisión Nacional de Valores, es claramente temeraria e irrespetuosa de la voluntad popular: se alzó contra el gobierno de CFK y su intento de canalizar los recursos y el excedente económicos en un sentido compatible con el crecimiento soberano de nuestra economía y de la inclusión social.
Pérez es hombre de paja de la rosca oligárquico-financiera enquistada en puntos claves de la economía. Luego de su mise en scène corrió a refugiarse en los brazos de sus socios y mandantes: los Cobos, Prat Gay, Macri, Morales, Carrió, y el émulo de acróbata chino Solanas, quienes, al decir de Martín Fierro, encontraron un juez amigo para que santifique la actitud sediciosa de la oposición, teñida de una insostenible "defensa de las Instituciones".
Asimismo,
es el mascarón de proa de la Patria Financiera, que suma a los
nombrados a Santibáñez, De La Rúa y todo el
demoprogresismo porteño, quienes se unieron aprobando el blindaje y el corralito y ahora parecen
rasgarse las vestiduras, derramando su falso llanto por el peligro de los
dineros del Pueblo, cuando fueron ellos mismos quienes, de una forma o de otra
durante los últimos treinta años, dirigieron la política financiera que terminó
con la destrucción del Estado Nacional y de las economías regionales,
arrojando a millones de compatriotas a la desesperación y sin futuro.
Sólo
les interesa satisfacer su insaciable avaricia; prefieren la especulación
financiera a la producción, el rol de factoría al de país con desarrollo
industrial, el de republiqueta aislada y no el de integrante de una Unión
Sudamericana.
Estos
son los herederos de Mitre y de la Revolución Libertadora, la cría dejada por
Martínez de Hoz y Cavallo, los que no están dispuestos a tolerar ningún
gobierno que, apoyándose en su origen democrático y popular, oriente su gestión
hacia un desarrollo económico independiente de los centros mundiales de poder,
que genere empleo genuino y siente las bases para el crecimiento industrial.
Por
ello, se lanzaron contra la decisión soberana de la Presidenta de liberar los fondos para el canje
de la deuda en condiciones más ventajosas y no de genuflexión al Moloch
del Norte.
Desde
CARTA ABIERTA TUCUMÁN, consideramos que esta crisis no se puede prolongar como
la generada por la resolución 125. Es necesario acabar con los nidos de liberalismo
que permanecen en el aparato del Estado y, en tanto se elabore una nueva ley de
Entidades Financieras que reemplace a la de 1977 de la Dictadura de Videla y Martínez de Hoz,
que el gobierno convoque a los trabajadores a permanecer alertas, pues
esto no es más que el principio de otro intento de las clases dominantes de
aislar al gobierno hasta esterilizarlo o provocar su caída: mientras Cobos se prueba el traje, la Sociedad Rural y sus socios
imperiales se frotan las manos, al tiempo que disfrutan del lamentable espectáculo
de todas las variantes de la izquierda antinacional, desde Binner al PO, la
CCC y el coro progresista de Pino Solanas.
Es necesario imponer en el Banco Central una conducción patriótica y defensora de la voluntad popular.
Si
nos demoramos en esta tarea, serán crecientes los peligros de la
desestabilización. San Miguel de Tucumán, 8 de Enero del 2010
CARTA ABIERTA TUCUMAN.
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