El gobierno norteamericano manifestó ayer su ultimátum al presidente de facto de Honduras. La postura de la administración Obama fue considerada como indispensable por el mandatario electo, Porfirio Lobo, ya que significa un reconocimiento de la comunidad internacional a su futuro mandato.
El pedido de Estados Unidos fue transmitido a las partes en conflicto en Honduras por el subsecretario adjunto de Estado estadounidense para el Hemisferio Occidental, Craig Kelly, quien ayer se reunió en Tegucigalpa con Lobo, con el presidente constitucional derrocado, Manuel Zelaya, y hoy se entrevistó con Micheletti, según reportaron las agencias ANSA, DPA, Prensa Latina y medios locales.
"Estados Unidos está allí, ellos tienen su posición de que se cumpla el
Acuerdo Tegucigalpa-San José en su totalidad, ellos están con su
posición de que no deben de haber vencedores ni vencidos, que es lo más
importante para Honduras que la mesa esté limpia de lo que fue la
conflictividad del 28 de junio", cuando fue derrocado Zelaya, declaró
hoy Lobo a Radio América luego de su reunión con el enviado de
Washington.
El presidente electo, quien debe asumir el 27 de
enero, reseñó que Kelly le explicó que Estados Unidos considera
"prudente" que Micheletti se aparte del gobierno "el 15 de enero como
fecha máxima".
Sin embargo, Micheletti manifestó en el programa
Frente a Frente de Televicentro antes reunirse con Kelly que no
renunciará a la presidencia porque "no hay argumento legal para
hacerlo” y que es una decisión que le compete al Congreso Nacional,
según reprodujo hoy el diario El Heraldo.
El gobernante de facto
sostuvo que fue el Poder Legislativo el que lo colocó en la silla
presidencial, y que esa decisión fue ratificada por el Congreso el 2 de
diciembre, instancia estipulada en el Acuerdo.
"No voy cambiar
porque venga alguien aquí a presionarnos”, a menos que se haga un
plebiscito y el pueblo hondureño diga lo contrario, reiteró.
"Estados Unidos desea que me retire el 15 de enero con la promesa de otorgar muchos millones de dólares de ayuda a Honduras.
Sin embargo, Washington debe respetar la decisión soberana de nuestro pueblo", señaló.
Micheletti
anunció además que no asistirá a la toma de posesión de Lobo porque no
quiere que sea motivo de cuestionamiento por parte de la comunidad
internacional.
Por su parte, el secretario general de la OEA,
José Miguel Insulza, consideró que la salida del presidente de facto
antes de la transmisión de mando mejoraría la imagen internacional del
futuro gobierno.
En una entrevista concedida a la agencia
noticiosa DPA, Insulza dijo estar "convencido" de que en la "mayor
parte" de los países de la región hay "buena voluntad" para volver a
reconocer a Honduras una vez haya asumido Lobo.
"Lo que irrita
mucho a estos países es la porfía de insistir en que esto no fue un
golpe de Estado y esta porfía también del señor Micheletti de
perpetuarse en el gobierno hasta el día 27, que necesariamente va a
tener un efecto" negativo, aseveró Insulza.
La renuncia de
Micheletti, tal como le pidió en recientes días el mandatario electo,
"facilitaría" el alejamiento del régimen y permitiría a Lobo empezar a
"reparar los problemas que se han producido", argumentó.
En ese
sentido, Lobo advirtió que la comunidad internacional no considera
legítimo el proceso electoral del 29 de noviembre, por lo que mantiene
suspendida la ayuda a Honduras, y en ese sentido, resaltó que los
países piden el cumplimiento total del Acuerdo Tegucigalpa-San José,
firmado por representantes de Micheletti y Zelaya el 30 de octubre, en
el marco de la mediación del presidente de Costa Rica, Oscar Arias,
para superar la crisis.
Al respecto, reiteró que el Acuerdo
incluye la integración de un Gobierno de reconciliación y de una
Comisión de la Verdad, además de una amnistía política, aunque ésta fue
excluida del pacto.
Lobo sostuvo que Micheletti y Zelaya
expresaron hace varios meses "que estaban dispuestos a hacerse a un
lado en aras de lo que sea la conveniencia del pueblo hondureño" y dijo
esperar de ellos "la decisión que sea más conveniente al interés
nacional" y que demuestren "ese desprendimiento que se dice tener por
Honduras".
En tanto, Zelaya lanzó una serie de recomendaciones
sobre medidas de gobierno, como un modelo social para su país dirigido
hacia un "liberalismo pro socialista", y la desmovilización de las
Fuerzas Armadas por haber apoyado el golpe de Estado en su contra.
El
mandatario derrocado leyó anoche una proclama en Radio Globo desde la
embajada de Brasil, donde está refugiado desde septiembre, luego de
reunirse con Kelly.
Zelaya indicó que la oligarquía hondureña
cometió un "grave error" al apoyar el año pasado el golpe de Estado en
su contra, y que ello representa una "gran oportunidad" para que el
pueblo luche por una "verdadera independencia".
"Es inevitable
el deber de todo hondureño de desmontar y suplantar la vieja
superestructura ideológica que nos oprime, nos mantiene sometidos y
explotados desde hace varios lustros, iniciando estas acciones por la
desmovilización de las fuerzas militares que la sostienen", concluyó.
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