El presidente paraguayo, Fernando Lugo, negó ayer en un comunicado ser el promotor de la crisis institucional que soporta el país, al rechazar las acusaciones de líderes políticos opositores.
Poco antes de Año Nuevo, inesperadamente la Corte Suprema de Justicia emitió un fallo por el que repone en sus cargos a dos ministros de dicha Corte que fueron destituidos en 2003 por el Congreso en un juicio político.
Varios líderes políticos consideraron el fallo como un golpe
institucional contra el Poder Legislativo y le atribuyeron a
Lugo estar detrás del asunto para generar caos y obligar a una
negociación política que convenga a sus intereses.
"Desmiento categóricamente cualquier tipo de insinuación de
intromisión del Poder Ejecutivo en competencias de otros poderes
del estado", expresó el presidente en el comunicado.
En particular, negó ingerencia alguna en relación al fallo de
la Corte que genera la actual crisis.
Lugo ganó las elecciones presidenciales de abril de 2008 al
frente de una coalición de partidos políticos y movimientos
sociales, pero carece de una fuerza propia para impulsar los
cambios que se propone, entre ellos la renovación de la
justicia.
En su comunicado, expresa sin embargo que considera propicia
la ocasión "para llevar adelante una profunda reforma del Poder
Judicial sobre bases institucionales", e invitó al diálogo a los
actores políticos y sociales.
El Congreso, por su parte, mantenía una reunión conjunta de las dos cámaras para considerar el fallo y algunos legisladores adelantaron que rechazarán la decisión de la Corte, con lo que podría profundizarse la crisis.
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