La Policía de Bolivia navegaba en aguas encrespadas en el estreno de 2010, luego de la confirmación de la huida a Estados Unidos por Perú del prefecto revocado del departamento de Cochabamba, Manfred Reyes Villa, que precipitó la destitución y el procesamiento casi inmediatos de dos altos jefes uniformados, ordenados por el ministro de Gobierno, Alfredo Rada.
Un cisma en la Policía siguió a la huida de Reyes Villa, acusado por malversación de fondos públicos, de evadir multas electorales y hasta falsedad ideológica.
Por orden de Rada y después que el presidente Evo
Morales denunciara con molestia inocultable la salida furtiva de Reyes
Villa, no obstante el arraigo judicial que se pesaba en su contra, la
Comandancia de la Policía boliviana cesó a los responsables de Interpol
e inteligencia, los generales Armando Chopitea y Jorge Santiesteban
respectivamente.
Rada "instruyó la destitución y el procesamiento" de Santiesteban,
"así como la profunda investigación y cambio de destino de los
funcionarios de Migración y efectivos policiales que custodian la
frontera con Perú", por donde fugó hace dos semanas Reyes Villa, según
un comunicado de prensa de esa cartera de Estado.
"Asimismo, ordenó se desafecte a Chopitea "por no haber cumplido
sus específicas funciones de coordinación con sus pares en el país
vecino de Perú para precautelar que la orden de arraigo contra Reyes
Villa sea debidamente acatada", apuntó.
En declaraciones a la ABI, Rada admitió que la investigación sobre
los mecanismos que incurrieron en fallo y permitieron que Reyes Villa
pusiera pies en polvorosa, no ha concluido, como tampoco la posibilidad
que la purga policial quede en las destituciones de Santiesteban y
Chopitea.
"Nosotros, por el momento, indicamos que hay un proceso de
investigación en curso y una vez tengamos los resultados de las
investigaciones, se determinará si es que hay otro tipo de decisiones
que se van a tomar en relación a responsabilidades policiales sobre
este tema", afirmó.
"Se ha identificado a las instancias que tenían responsabilidad
directa sobre la información que debería proporcionar la Policía al
Gobierno. Se identificó a Inteligencia e Interpol pero no significa que
la investigación, que ya está en curso, tanto por parte del Comando
General de la Policía, como la del Ministerio Gobierno mismo, vaya a
determinar otras responsabilidades más. Nosotros no descartamos otras
drásticas sanciones", agregó.
El cisma en la cúpula policial se registra en momentos en que la
seguridad ciudadana se ha convertido en la piedra en el zapato de la
Policía boliviana y en su asignatura pendiente.
La crisis también asoma por vía de dos uniformados, de bajo rango,
procesados por vínculos con unos bandidos liderados por una mujer, Ana
Suárez.
"Insto a la Policía a defender su institución expulsando de sus
filas a todos aquellos malos elementos que cometen delitos, que se
vinculan a delincuentes y que atentan contra la seguridad de la
ciudadanía", dijo Rada.
El cuadro de situación mostraba asimismo una situación impensable
hace una década, cuando el ex ministro de Gobierno, el conservador
Wálter Guiteras, anunció una lavativa en los intestinos policiales, por
la presencia corrosiva de "burros y corruptos".
El viceministro de Seguridad Ciudadana, el ex comandante nacional
de policías, Miguel admitió la posibilidad de un control social a la
Policía sumida en un embrollo mucho más gordo que el que acarrearon los
uniformados que atracaron un millonaria remesa en la localidad andina
de Calamarca, en 1961, o la que dejó un coronel expulsado con
ignominia, Blas Valencia, que coludido con una banda de hampones
peruanos, asaltó un carro de caudales en 2001, en una avenida de La Paz.
En ambos casos los asaltantes mataron a sangre fría a los custodios de los billetes.
"Se tendría que establecer un control social para que se haga un
seguimiento de lo que se está haciendo sin interferir la tarea
investigativa que tiene profundas raíces técnicas y profesionales. Creo
que es el momento oportuno para que, a través del conjunto de la
sociedad organizada, se haga un control social porque creo que esto ya
es el colmo que policías estén involucrados en hechos delictivos",
aseveró en declaraciones al grupo radial Erbol.
El remezón se registra en momentos en que debe regir la orden de destinos para la gestión 2010.
Una investigación realizada por el Ministerio de Gobierno de manera
paralela a las labores de la Dirección Nacional de Inteligencia de la
Policía estableció que el pasado 14 de diciembre Reyes Villa violó la
orden de arraigo que pesaba en su contra y logró evadir a la justicia
boliviana por algún punto de la frontera con Perú, desde donde embarcó
a Estados Unidos.
Un velo de misterio cubría la salida de Reyes Villa, cuya última aparición pública data de la segunda semana de diciembre.
Reyes Villa habló los últimos días con medios bolivianos por teléfono celular.
De acuerdo con versiones de televisoras comerciales, una de las
hijas del ex prefecto revocado fue vista por última vez dos días antes
de Año Nuevo y ahora nadie contesta ni vive en la casa que los Reyes
Villa habitaban en Cochabamba.
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