“La casa de Bernarda Alba”, el drama de Federico García Lorca, fue el marco o el pretexto para expresar lo inexpresado. Nunca antes habían estado en un escenario, ni lo habían pensando, mucho menos bajo privación de libertad. Con la coordinación del actor Marcos Acevedo, quien supo potenciar lo mejor de las protagonistas, las tres internas de la Unidad Nº 4 del Instituto de Rehabilitación Santa Esther, dieron una clase de teatro. Y por qué no decirlo, una lección de vida.
La obra se planteó a manera de ensayo, donde el público pudo apreciar y disfrutar cómo se construye el acto escénico.
Con el apoyo de imágenes tomadas por las propias reclusas se construyó una puesta digna que caló hondo en los espectadores.
“No es fácil”, decía Acevedo mientras guiaba los pasos de las protagonistas, preparando una escena que el público disfrutaría. Las tres mujeres tuvieron que replantearse todo lo aprendido por los turbulentos vaivenes que amenazaron con desbaratar el proyecto. Incluso en el comienzo del taller las internas tuvieron otro coordinador (Mariano Quiroga).
Estaba previsto que fueran seis las actrices, pero a último momento dos de ellas se replegaron y otra salió libre, sin embargo, desde su recuperada libertad realizó la asistencia de luces. Las que quedaron debieron cambiar roles, pero subieron resueltas a enfrentar ese mundo desconocido. Una Bernarda sólida, sin pudores, y sus dos hijas diligentes vencieron la vergüenza de miradas sostenidas durante 15 minutos. Aún cuando desde el público se escuchara durante toda la puesta una vocecita que insistía: “Abu”, “Abu”.
El fin no fue la puesta sino el camino. Quedó demostrado con la representación del lunes pasado, que el teatro puede ser una herramienta para resistir, dentro del contexto de encierro, pero también para trasformar la sociedad. “Nunca antes había tenido la oportunidad de actuar. Descubro que de esta manera me conecto más con la gente, con la realidad. Esto me permite algo que nunca viví. Además, me saca de esta realidad de encierro”, había dicho Estela unos días antes de la puesta.
Ellas, las internas-actrices que integraron el grupo de teatro intra muros, son quienes a través de su participación se permiten pensar su realidad, su entorno, su historia, debatirla con sus pares y tal vez de esta manera buscar el modo de transformarla.
“Vengo de una familia de teatro. Mi abuelo fue pionero en Radioteatro y mi madre fue actriz. Me parece genial que las autoridades incluyan esta actividad en la cárcel porque para nosotras es una vía de escape, la rutina aquí se vuelve espantosa. Hacer el papel principal me ha movilizado y pienso hacer teatro cuando salga y no me falta mucho tiempo”, señaló Claudia.
Este proyecto se inscribe en el marco del convenio entre los Ministerios de Educación y de Seguridad Ciudadana y el Ente Cultural de Tucumán, y a su vez, en el marco de un convenio con el Eurosocial y el Ministerio de Educación de la Nación, cuyo objetivo principal es articular la educación formal y la no formal e implementar una educación artística, reconociendo al teatro como una forma de comunicación.
La función extraordinaria fue atentamente seguida por autoridades gubernamentales que se dieron cita en el Teatro Orestes Caviglia.
Todos los derechos reservados Copyright 2007
Terminos y usos del sitio
Directorio Web de Argentina
Secciones
Portada del diario | Ediciones Anteriores | Deportes | Economia | Opinion|Policiales
Contactos
Publicidad en el diario | Redacción | Cartas al director| Staff