Aunque Zelaya y Lobo mostraron su disposición a entablar un diálogo, nuevamente el gobierno de facto de Honduras, bajo la administración de Roberto Micheletti pone nuevas trabas para la solución de la crisis hondureña.
Zelaya permanece en la embajada brasileña en Tegucigalpa en condiciones precarias pero se ha mantenido firme y decidido en su obligación de seguir buscando los caminos de solución de la ruptura democrática.
El
encuentro previsto para este lunes en Santo Domingo, República
Dominicana, entre el presidente constitucional de Honduras, Manuel
Zelaya, y el vencedor de las cuestionadas elecciones del pasado 29 de
noviembre, Porfirio Lobo, fue descartado, según confirmó este domingo
el Gobierno dominicano.
La
Presidencia de República Dominicana informó que la razón de la
suspensión de este encuentro es que el régimen de facto hondureño no
concedió el salvoconducto para la salida de Zelaya a Santo Domingo.
A
pesar de la voluntad de aceptar el inicio de las conversaciones para
superar la crisis política en Honduras, el gobierno de facto de Roberto
Micheletti ha impuesto otra traba en el camino hacia la paz del pueblo
hondureño.
"Esa
voluntad de iniciar el diálogo esta semana ha sido reiterada al
presidente Fernández tanto por el presidente Zelaya como por el
candidato electo, pero el gobierno de facto insiste en condicionar la
salida Zelaya de que salga de la embajada de Brasil como asilado
político", refiere un comunicado del gobierno dominicano.
El
texto indica que el diálogo político entre Zelaya y Lobo ha sido
respaldado por varios países de la región, con cuyos presidentes y
autoridades mandatario dominicano ha conversado para buscar una salida
viable, para todas las partes, a la situación que enfrenta Honduras
desde el pasado 28 de junio cuando su mandatario constitucional fue
derrocado y sacado a la fuerza tanto del poder como de su país.
El presidente de República Dominicana, Leonel Fernández,
anunció el viernes pasado que Zelaya arribaría este domingo a Santo
Domingo para sostener un encuentro con Lobo, pero dependiendo de las
garantías que ofrezca el régimen de Roberto Micheletti para permitir la
salida del gobernante constitucional que permanece refugiado en la
embajada de Brasil en Tegucigalpa, desde hace más de dos meses.
El
planteamiento ha tenido la respuesta positiva de algunos países, pero
no ha generado reacciones en el gobierno de facto, que ha bloqueado las
salidas de la sede diplomática con la intención de arrestar al
mandatario apenas salga.
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