La política exterior chilena seguirá centrada en América Latina -y en particular con los vecinos Argentina, Perú y Bolivia-, cualquiera sea el candidato que gane la elección presidencial del próximo domingo y suceda a la socialista Michelle Bachelet en marzo.
La mirada está puesta también en los organismos multilaterales, en la potencia hemisférica Estados Unidos con Barack Obama, en la nueva Unión Europea tras la vigencia del Tratado de Lisboa y en China y la India como referentes y grandes socios comerciales en el Asia.
Durante la batalla electoral que culmina, las definiciones de
política exterior no ocuparon mayormente al empresario Sebastián
Piñera, favorito en las encuestas; a Eduardo Frei; al diputado
ex socialista y hoy independiente Marco Enríquez-Ominami y al
también ex socialista Jorge Arrate.
Los cuatro debatieron principalmente problemas nacionales,
pese a que Chile tiene tratados comerciales que cubren el 86%
del PIB mundial, que busca convertirse en un país plataforma del
comercio hacia y desde el Asia, y que sustenta su crecimiento en
el comercio internacional.
Frei subraya la vocación integracionista de Chile con el
objetivo estratégico de convertir a la región "en el cuarto
bloque económico político mundial, con una visión común en su
inserción internacional".
"América Latina es nuestro entorno natural y la base
compartida de nuestra historia y nuestra cultura", resumió
Enríquez-Ominami, el emergente candidato que de cero paso a 20%
por ciento en las encuestas.
Quien ejerza la presidencia desde el 11 de marzo asumirá la
presidencia del Grupo de Río, que Bachelet ejercerá a contar de
la próxima reunión en Ciudad de México.
El nuevo presidente heredará también el principal problema
vecinal: la delimitación marítima demandada por Perú ante el
tribunal de La Haya donde Chile debe entregar una contramemoria
en marzo del 2010 para responder a esa exigencia peruana que
tensionó la relación bilateral. Los candidatos han respaldado
unánimemente a Bachelet frente a los conflictos con Perú.
Respecto a Bolivia los matices son mayores y van desde
"avanzar decididamente en la resolución del tema de la
mediterraneidad acordando una salida soberana al mar" porque "es
un error estratégico enclaustrar a Bolivia", planteó Arrate,
hasta "no crear falsas expectativas" y "cumplir celosa y
rigurosamente el tratado de 1904" que dejó sin mar a Bolivia.
"No voy a caer en la tentación de ceder territorio", subrayó
Piñera.
Con Argentina, con el cual Chile tiene más de 4.000 kilómetros
de frontera, Piñera postula "facilitar la integración, el
intercambio de bienes y la movilidad de las personas".
Son los mismos objetivos impulsados por el gobierno de la Concertación encabezado por Bachelet quien firmó recientemente con la presidenta Cristina Fernández un acuerdo que profunfiza la integración.
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