Las elecciones del próximo 13 de diciembre ya se encuentran en la recta final y el horizonte no se vislumbra totalmente claro. La indecisión ha sido colocada principalmente por el candidato independiente Marco Enríquez-Ominami, que aparece en los últimos sondeos en empate técnico con relación a Eduardo Frei, el candidato oficialista.
Por Fernando de la Cuadra. Sociólogo. Miembro de la Red Universitaria de Investigadores sobre América Latina (RUPAL). Editada por la agencia América Latina en Movimiento (Alai-amlatina) de Méxic.
En efecto, según la encuesta CERC (del Centro de Estudios de la
Realidad Contemporánea) Enríquez-Ominami y Frei se encuentran empatados
con el 20 por ciento de las intenciones de voto. Pero esta igualdad
refleja dos movimientos opuestos. Mientras Frei retrocede del 25 al 20%
respecto a los últimos sondeos de agosto, Enríquez-Ominami continúa en
alza pasando del 14 al 20%, colocando una nota de indecisión sobre cual
de ellos pasará finalmente a segunda vuelta, en enero del 2010.
En
otra encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP), el candidato de la
derecha continúa al frente con un 36% de las preferencias, superando en
10 puntos porcentuales al abanderado de la Concertación que tiene un
26% de los potenciales sufragios. A pesar de esta significativa
ventaja, Piñera depende mucho del candidato que pasará a la segunda
vuelta a ser realizada el 17 de enero. En el más probable escenario
electoral de disputa con Frei, la derecha va a depender totalmente de
las alianzas que sea capaz de construir con las fuerzas que apoyan a
Enríquez-Ominami, que aparece con un 19% de intención de voto.
Por
su parte, el candidato de la izquierda Jorge Arrate -representante del
Pacto Juntos Podemos y Frente Amplio- viene realizando una campaña que
cada vez entusiasma más a sus electores. Sin embargo, a pesar de su
crecimiento espectacular (pasó del 1 al 5 por ciento) y a su buen
desempeño en los debates entre los cuatro contendores, es muy difícil
que supere el 8% de los sufragios.
Riesgo de crecimiento del voto de la derecha
Los
publicistas de la derecha vienen trabajando la imagen de que este
sector ha crecido en las preferencias de los votantes. Sin embargo, en
términos electorales la derecha en Chile se mantiene con un techo que
alcanza al 47%, razón por la cual ha perdido por estrecho margen en las
últimas dos contiendas presidenciales. En todo caso, nada impide pensar
que este panorama pueda revertirse el presente año.
Piñera es un
personaje que ya lleva varios años de protagonismo en la arena
empresarial y política. Se transformó en un acaudalado empresario como
administrador de las tarjetas de crédito y posteriormente ha realizado
importantes adquisiciones de empresas, equipos de fútbol y un canal de
televisión. Por su estilo truculento y pocos escrúpulos, muchos ya lo
comparan con Berlusconi. Y efectivamente, la propiedad de un medio de
comunicación tan influyente como la televisión le puede dar el impulso
final para vencer en la próxima contienda electoral.
Por su
parte, Eduardo Frei no consigue capitalizar el apoyo popular que tiene
el gobierno de Bachelet y la alta aprobación de que goza la mandataria:
78% según la misma encuesta CEP. En sus recientes declaraciones Frei ha
reiterado que el es “más Bachelet” pero con distinto envase. El
problema es que el nuevo envase no consigue encantar a los electores. A
pesar de todos los esfuerzos de sus asesores de campaña, Frei sigue
siendo una figura poco atractiva para la mayoría de la población,
inclusive para los miembros de su propio partido, la Democracia
Cristiana. A ello se suma el hecho de que los partidos de la
Concertación están muy desgastados, con una dramática perdida de su
capacidad movilizadora como mito social y político, que la re-legitime
como representante del mundo popular con un proyecto modernizador y de
progresismo social.
Si Piñera y Frei se consolidan como los
ganadores en la primera vuelta de diciembre, es muy probable que el
primero pueda capitalizar un voto de descontento o castigo del
electorado hacia el conglomerado oficialista, aunque todavía se puede
dar la tendencia más previsible: el apoyo en las urnas de los
simpatizantes de Enríquez-Ominami y de Arrate fluirá mayoritariamente
hacia la candidatura de Frei. El propio Arrate ha planteado
recientemente un “pacto mínimo” para derrotar a Piñera y su plataforma
de derecha.
Dicha transferencia de sufragios puede significar un
giro definitivo en la carrera presidencial. Sin embargo, la incógnita
sigue siendo la marca registrada de estas elecciones, con un final que
se mantiene abierto como en las mejores películas de suspenso.
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