La Federación Internacional de Diabetes (FID) alertó ayer que entre 15 al 25% de los pacientes de esta enfermedad desarrollan úlceras en los pies en algún momento de su vida.
La falta de control de los niveles elevados de azúcar en la sangre, característicos de la diabetes, produce un daño progresivo de los nervios y de los vasos sanguíneos de las piernas.
Ese trastorno ocasiona lo que se denomina neuropatía diabética o una falta de sensibilidad en los miembros inferiores, que favorece la aparición de lesiones que se conocen como enfermedad vascular periférica o pie isquémico.
Las estadísticas difundidas durante un encuentro médico en la Ciudad de Buenos Aires indican que cada 30 segundos se realiza en algún lugar del mundo una amputación provocada por la diabetes.
Los especialistas presentaron durante la reunión una nueva droga denominada heberprot-p, desarrollada por científicos cubanos del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología de La Habana (CIGB), que permite resolver el problema de la insuficiente cicatrización del diabético.
José Fernández Montequín, médico especialista en Angiología y Cirugía vascular y profesor de la Universidad Médica de Cuba, destacó la importancia de lograr con la medicación "la formación de tejido de granulación útil, y la llamada angiogénesis, que implica la formación de nuevos vasos sanguíneos".
Fernández Montequín añadió que "eso permite promover el rápido cierre de la lesión en pacientes diabéticos que, por su misma enfermedad, tienen dificultad para cicatrizar sus heridas y evitar, de esa forma, la amputación en un alto porcentaje de los pacientes con lesiones profundas que, en muchos casos, eran resistentes al tratamiento convencional".
Marta Calvagno, miembro del Servicio de Nutrición del Hospital Tornú, indicó que "toda lesión, sobre todo en el paciente con pie diabético, demora mucho tiempo en cicatrizar por lo que es mayor la posibilidad de infección y por lo tanto mayor también la probabilidad de amputaciones".
Por eso destacó la importancia de lograr que cierre "más rápidamente el tejido afectado y de cubrir esa primera barrera de protección que es la piel en un momento en donde urge el proceso de cicatrización, fundamentalmente en lesiones muy extensas o muy profundas".
De esa manera, dijo la profesional, "se disminuye el riesgo de infección y, por consiguiente, el riesgo de amputación". (Télam).
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