Luego de los partidos que disputaron los equipo tucumanos más populares , quedaron dos sensaciones distintas. Por el lado de Atlético Tucumán se vio a los jugadores con una actitud no mostrada en los últimos partidos dirigidos por Rivoira. Mientras que en San Martín se notó la falta de aptitud de algunos jugadores para estar en el equipo.
Los resultados fueron claros , tanto en el triunfo decano como en la derrota santa.
Atlético Tucumán venía , en los últimos partidos, jugando con una actitud diferente a la mostrada cuando se inició el campeonato de primera y más aún comparada con la mostrada en la B Nacional.
En los triunfos ante Boca y Huracán no hubo nada que hiciera presumir que se venía una serie de desencuentros futbolísticos , y eso que esas victorias tuvieron más de marketing que de otra cosa. Boca no jugó a nada, pero es un grande y Huracán sigue a los tumbos. Muchos se subieron al carro triunfal. Después vinieron las caídas: ¿Què pasó en el medio?. ¿Enojos de algunos jugadores históricos, Rivoira equivocaba los planteos, o aquella actuaciones fueron el techo de Atlético Tucumán?. El hecho fue que en muchos partidos la divisional le quedó grande y perdió partidos claramente. Ahí se comenzó a notar una actitud distinta de los jugadores. En algunos displicencias, en otros cierto egoísmo, y en varios poca predisposición futbolística. Todo eso sumado a los resultados adversos , hicieron que el Chulo fuera “renunchado”. En el encuentro contra Tigre esos mismos jugadores mostraron otra actitud, totalmente diferente a los partidos anteriores. Quizás Mónaco y Salomón tengan mejor capacidad de motivación que Rivoira o, los jugadores se acordaron de jugar.
Por el lado de San Martín es notable la ineptitud de varios de los integrantes del plantel que venía “prometiendo perder” y el sábado cumplió acabadamente la promesa. Perdió malamente, no por el resultado sino por lo que hicieron en la cancha. Parecían jugadores de una división amateur que solo fueron a cumplir el fixture. Menos mal, para los cirujas, que Quilmes es de lo peorcito que hay en la divisional, porque sino los cerveceros tendría que haber ganado por goleada. Lamentable actuación de los santos, que desde hace rato venía amagando una derrota así. Hay muchos interrogantes en la actualidad del equipo. Lesiones muchas, planteamientos tácticos equivocados y una preparación física endeble. O el técnico es limitado o eso lo mejor que pueden dar sus jugadores.
Tanto Atlético Tucumán como San Marín están a tiempo de revertir la situación que viven, en la tabla y en lo futbolístico. Mejorar es la ilusión que tienen muchos tucumanos, que con enorme esfuerzo pagan sus entradas, por cierto muy caras.
Daniel A. Villalba
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