Un sacerdote luterano finlandés de 55 años ofició ayer, su primera misa tras someterse a una operación de cambio de sexo, lo cual, pese al beneplácito de sus superiores, ha dividido a sus feligreses, entre quienes alaban su coraje y quienes lo consideran un blasfemo.
El pastor Olli Aalto, padre de tres hijas y dos veces divorciado, decidió hace un año hacer pública su transexualidad y tomar una excedencia en su parroquia de Imatra, ciudad al sureste de Finlandia, con el fin de someterse a un tratamiento hormonal y quirúrgico que lo convierta en la mujer que siempre quiso ser ser.
Aalto aprovechó su período de excedencia para defender públicamente los derechos de los transexuales en los medios de comunicación finlandeses, mientras que trabajaba como investigador en una asociación religiosa.
"Sentí que tenía la obligación moral de acudir a los medios serios, porque creo que, con ello, podía ayudar a los miles de transexuales de Finlandia", confesó recientemente a la prensa local.
Aunque el proceso de reasignación de sexo aún no ha finalizado, el reverendo, que ahora se llama Marja-Sisko Aalto, quiso regresar este domingo a su puesto en la parroquia, a la que ha dedicado 22 años de su vida, "porque echaba mucho de menos la tarea evangélica y el contacto con los feligreses", explicó.
Su nuevo nombre, Marja-Sisko, es el que pensaba ponerle su madre cuando estaba embarazada de él, convencida de que, tras dar a luz a seis varones, su séptimo hijo sería una niña.
El retorno a la tarea de este sacerdote transexual abrió un amplio debate en Finlandia, un país de 5,3 millones de habitantes y donde el 97 por ciento de la población asiste a la Iglesia Evangélica Luterana.
Aunque mucha gente simpatiza con él, llegando incluso a crear un grupo de apoyo en la red social Facebook, también hay quienes se muestran escandalizados y utilizan Internet para catalogarlo de blasfemo, pervertido o de ir contra natura.
"Cuanto mayor es la ignorancia, más firme es la condena. Me acusan de haber cambiado mi propio ser, pero la verdad es la contraria: puse fin a décadas de una angustiosa negación de mi mismo, porque finalmente me he aceptado como Dios me hizo", explica en su propio blog.
Aalto es consciente de que su regreso como mujer a su antigua parroquia no es del agrado de todos sus feligreses, y sabe que tiene detractores incluso entre sus viejos colaboradores, quienes opinan que debería abandonar el sacerdocio y dedicarse a otras tareas "menos visibles".
"Es probable que se produzca algún tipo de conflicto, por mucho que yo intente hablar el idioma de los ángeles. De todos modos, yo no pretendo provocar ese conflicto, pero tampoco voy a dejar que me conviertan en una especie de felpudo", argumenta.
Sin embargo, también hay mucha gente en Finlandia que admira el coraje de Aalto, y no sólo entre los miembros de la comunidad de gays, lesbianas y transexuales, quienes han mostrado públicamente su apoyo al reverendo.
Las propias autoridades eclesiásticas de Finlandia han decidido darle una oportunidad, después de superar las reservas iniciales, conscientes de que no existen argumentos legales para apartarle de una Iglesia, la Luterana, que permite el sacerdocio femenino.
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