Es el título de la película vista anoche en el Monumental, cuyo protagonista principal fue el que hizo el papel de juez o árbitro. Está para el Julio, perdón el Oscar.Luego de la derrota de Atlético Tucumán es la sensación que quedó en todo el pueblo decano. El equipo de Rivoira perdió por 2 a 1 con el de Gareca que puso en la cancha a un Vélez Sarsfield con algunos suplentes. El mejor jugador de la cancha, Javier Páez, tuvo que ver en los tres goles del encuentro. Rolando Zárate y Moralez, de penal, los goles de la visita Páez el tanto local.
El árbitro sacó a relucir su vedettismo a partir de los 25 minutos del segundo tiempo.
El protagonismo de primer actor , con algunos pitazos desfavorables para los tucumanos puso a estos en un arco, permitiendo que los de Liniers se acercaran al arco de Ischuk. Absoluto error de Lunati porque el conjunto de Gareca juega un fútbol que no necesita de estas “ayudas”, por hablar generosamente, para ganar un partido. Más allá del entusiasmo que pone la gente de Rivoira -sacado con Lunati al final- en varios momentos del partido fueron claras las diferencias a favor, individuales y colectivas de los dirigidos por Gareca. El Decano puso todas las ganas y acompañados por el entusiasmo de sus simpatizantes emparejó el partido en juego y en marcador. No mereció perder, al menos de esta forma.
El primer tiempo terminó1 a 1 . En ambos goles fue protagonista el mejor jugador de la cancha, Javier Páez. En el tanto de Vélez dejó pasar una pelota, ¿ Gritó Ischuk?, el arquero, ¿ Confió en Satanás?, se quedó y Rolando Zárate la empujó casi desde la línea del fondo, sobre la izquierda de la defensa local y la pelota entró pidiendo permiso al arco. Gol raro, pero gol. Era el minuto 28. Silencio en el estadio y bronca mascullada por Páez que salió con todo a buscar su revancha empujando a sus compañeros sobre el área de Vélez. Satanás tuvo su premio. A los 40 fusiló de zurda a Montoya , luego de recibir de Calandria una pelota que este a su vez recibió de Drocco. Gol y grito de desahogo en Páez y todo el Monumental. Un primer tiempo que terminó empatado, con justicia , porque a la diferencia en el juego Atlético la emparejó con entusiasmo y fuerza
Ahora con el resultado final de 2 a 1 en contra de los tucumanos que se puede decir o analizar. Un segundo tiempo con una pequeña diferencia a favor del local, durante unos 20 minutos. En llegadas tuvo más situaciones favorables, en defensa estuvo más firme con el ingreso de Desvaux, en el medio Longo se soltó más y Montoya tuvo algunos sofocones. La pequeña superioridad decana no era para que se quede con el triunfo pero si con un merecido y justo empate. Hasta que apareció el actor que faltaba. Ese que debe ser de reparto y siempre quiere ser el principal. Pablo Lunati comenzó a tocar esos pitos que a la óptica de la tribuna inclinó la cancha a favor de Vélez, que sin merecerlo se encontró con un injusto triunfo cuando a los 48 minutos, el actor de la noche cobró penal en contra de Atlético por una jugada donde supuso que Páez había derribado a Zárate. Moralez venció a Ischuk y todo el Tucumán atletiquense se acordó de la madre de Lunati, que era la invitada de piedra a este espectáculo.
Claro , si en muchos lugares de la provincia la injusticia social está latente, como Pablo Lunati no iba a pedir el papel principal en esta película, que había empezado como un gran entretenimiento y terminó en drama para la gente de Atlético Tucumán , porque el encargado de impartir justicia hizo lo que hacen muchos jueces , perjudicar al más débil. Aunque esto sea fútbol, dolió sentirse una vez más defraudado por la justicia.
Daniel A. Villalba
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