Los uruguayos volverán a las urnas el 29 de noviembre para definir al sucesor del presidente Tabaré Vázquez, porque aunque el gobernante partido de José ’Pepe’ Mujica logró entre el 47 y 49 por ciento de los sufragios, según la consultora Factum, no logró evitar el ballotage.
Jorge Pailhé, enviado especial (Telam)
El último domingo de noviembre, entonces, el ex tupamaro José Mujica y
el ex mandatario Luis Lacalle pujarán por la presidencia, según
coincidían esta noche las consultoras que difundieron encuestas a boca
de urna y admitían los mismos candidatos.
La encuestadora Factum
asignó al oficialista Mujica entre el 47 y 49 por ciento de los
sufragios, mientras que la empresa Cifra le daba un 47 por ciento, en
tanto para el "blanco" Lacalle, las dos firmas otorgaban entre 29 y 31
por ciento en un caso y un 30 por ciento en el otro.
De alguna
manera, los guarismos extraoficiales confirmaban la supremacía que
todos los sondeos vaticinaban para el gobernante Frente Amplio y el
opositor Partido Nacional, y aunque también acertaban con el tercer
lugar pronosticado para el Partido Colorado, el 17 por ciento que le
daban los sondeos al postulante Pedro Bordaberry estaba por encima de
lo esperado.
Muy lejos, las encuestas ubicaban al candidato
independiente Pablo Mieres y al izquierdista Raúl Rodríguez, con un 2 y
un 0,5 por ciento, respectivamente.
La jornada dejó como
resultado, además, que los votos por el Sí a favor de anular la llamada
Ley de Caducidad -que impide juzgar violaciones a los derechos humanos
cometidas durante la dictadura- y a establecer el voto epistolar no
alcanzaban para imponer esas modificaciones.
Según las normas
electorales uruguayas, para ser elegido presidente un candidato debe
obtener la mitad más uno de los votos emitidos, y por eso Mujica y
Lacalle volverán a pelear la jefatura del Estado en poco más de un mes.
Paradójicamente,
los resultados fueron leídos como satisfactorios por las dos fuerzas
principales, en el caso del FA porque la diferencia hasta la mayoría
absoluta es muy pequeña, y en el caso del Partido Nacional porque la
meta primera era alcanzar el ballotage.
En una conferencia de
prensa en el hotel NH Columbia, donde funcionó el comando oficialista,
Mujica y su compañero de fórmula, el ex ministro Danilo Astori, se
declararon "contentísimos" con los números, y optimistas de cara a la
nueva compulsa de noviembre.
"Estamos en un punto de partida muy
optimista para ganar la segunda. Desde mañana decidiremos la estrategia
con toda la dirigencia, pero no estoy para nada decepcionado, porque
soy un hombre de lucha", aseguró Mujica.
Sobre si buscará
atrapar los votos que hoy fueron al partido Colorado, el veterano
senador subrayó que "ahora la cosa es fórmula contra fórmula, y esto
está por arriba de los partidos, porque lo que está en juego es el
rumbo de la nación", por lo que el FA le hablará "a toda la sociedad
sin distinguir entre los partidos".
A su turno, Astori consideró
que el oficialismo se encamina a una victoria y consideró la segunda
vuelta como "un plebiscito en el que se decide entre el país gris, de
las crisis, y el país de la esperanza, en el que se resuelven los
problemas".
Después, el binomio saludó a la multitud que, con
cientos de banderas tricolores, se agolpó a las puertas del hotel, y
convocó a los militantes a redoblar los esfuerzos.
En tanto, un
rato antes, la llegada de Lacalle y la difusión de los sondeos habían
empujado a militantes y simpatizantes a concentrarse frente a la sede
del Partido Nacional, donde festejaron el pase al ballotage con bailes
y banderas uruguayas repartidas por la organización.
En el balcón del partido esperaba enrollada una bandera uruguaya, que cubriría la fachada de la sede una vez desplegada.
Cauteloso,
Lacalle -presidente 1990-1995- se declaró al llegar "pronto para la
segunda vuelta", destacó que es "gente de lucha" y prefirió no "hacer
hipótesis, sino esperar con serenidad y optimismo los resultados,
porque la verdad está en las urnas".
Como enseguida empezaron
las especulaciones sobre gestiones entre blancos y colorados para
repetir la alianza que en 1995 postergó el sueño presidencial de Tabaré
Vázquez en la segunda vuelta, el candidato a vice Jorge Larrañaga llamó
a "no apurar las cosas, porque todavía faltan resultados".
En la
rambla del barrio de Pocitos, sin embargo, una postal permitía
especular con lo que vendría: ahí, militantes de los dos partidos
tradicionales celebraban juntos.
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