Zelaya afirma que "el clima es sumamente delicado y peligroso". El diálogo está en su día crítico en medio del júbilo por la clasificación de Honduras al Mundial de Sudáfrica 2010.
Negociadores del derrocado presidente de Honduras, Manuel Zelaya, y del gobernante de facto, Roberto Micheletti, intentan llegar a un acuerdo cuando vence el plazo dado por el mandatario depuesto para resolver su retorno al poder, en un ambiente hermético y tenso.
Ambas partes definían si corresponde al Congreso o a la Corte Suprema decidir si habrá restitución, tras haber rechazado Micheletti el documento consensuado por los negociadores la víspera que dejaba, por iniciativa de Zelaya, esa potestad al Legislativo, revelaron fuentes cercanas a la negociación.
"Sigue la mesa de diálogo. El clima es sumamente delicado y peligroso",
aseveró Zelaya, tras reunirse con sus tres delegados en la embajada de
Brasil en Tegucigalpa, donde se refugia desde el 21 de septiembre,
cuando volvió del exilio sorpresivamente a Honduras. Sin entrar en
detalles por la "delicada" situación, Zelaya reafirmó su plazo que
vence hoy a las 24H00 locales (06H00 GMT de mañana), pero no reveló su
estrategia si no hay arreglo.
"Están pidiendo que sea el
Congreso el que determine si él puede regresar o no, pero éste es un
asunto legal, definitivamente es la Corte Suprema de Justicia", precisó
ayer Micheletti, quien hoy encabezó un masivo homenaje a la selección
de su país que clasificó al Mundial de Sudáfrica 2010.
En el
golpe de Estado del 28 de junio, la Corte ordenó el arresto de Zelaya
al acusarlo de 18 delitos -corrupción, abuso de poder, entre otros- y
el Congreso, presidido por Micheletti, nombró al gobernante de facto.
No está clara la razón por la que el mandatario depuesto confiará ahora
en la decisión del parlamento.
Hasta ahora, Micheletti, apoyado
por empresarios, militares y políticos, se ha negado a devolver la
presidencia a Zelaya, pese a la presión de la comunidad internacional,
que congeló créditos y aisló diplomáticamente a este país de 7,6
millones de habitantes, el tercero más pobre del continente.
Zelaya,
un ganadero de 57 años que giró a la izquierda en su gobierno, exige
ser reinstalado antes de las elecciones del 29 de noviembre para
cumplir su mandato que concluye el 27 de enero. La restitución es el
único punto que falta por resolver de los ocho temas de fondo del
Acuerdo de San José, plan del presidente costarricense y Premio Nobel
de la Paz, Oscar Arias, que sirve de base al diálogo, supervisado por
la Organización de Estados Americanos (OEA).
"Es una gran
oportunidad para Honduras (...). El objetivo principal ahora es cerrar
el acuerdo. Los alentamos a que se continúen con sus esfuerzos", afirmó
en Washington un portavoz del Departamento de Estado, Robert A. Wood.
Los
delegados de ambos líderes ya habían acordado un gobierno de unidad, la
renuncia de Zelaya a convocar una Asamblea Constituyente, la comisión
verificadora del pacto, no adelantar las elecciones ni aplicar
amnistía, traspasar el mando de los militares al tribunal electoral
previo a los comicios y pedir el levantamiento de las sanciones
internacionales.
Las negociaciones están en su día crítico en medio del júbilo por la
segunda clasificación de Honduras a un Mundial -la primera hace 27
años-, un bálsamo para su población, agotada de la crisis. Micheletti
declaró feriado nacional y al recibir a la selección en su despacho les
agradeció por alegrar a Honduras en estos "momentos muy confrontativos
en nuestra historia".
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Corte Suprema, Congreso, potestad, Asamblea Constituyente, Acuerdo de
San José, Oscar Arias, militares, negociaciones, Romeo Vásquez.
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