En febrero de este año la doctora María Eugenia Farias investigadora del Conicet descubrió una colonia de estromatolitos en la puna salteña a 4.000 metros de altura. “En estas condiciones son lo más parecido a los que existieron en el inicio de la vida”, explicó. El descubrimiento causó impacto científico y turístico por eso “es fundamental cambiar la legislación para conservar el ambiente”, dijo.
“Este hallazgo me cambió completamente la perspectiva del rol científico en la sociedad”, sostuvo
Desde el 2003 el Laboratorio de Investigaciones Microbiológicas de Lagunas Andinas con sede en el PROIMI-CCT-CONICET, Tucumán.CCT-Tucuman-PROIMI- CONICET a cargo de la doctora María Eugenia Farias estudia la microbiología de lagunas y salares andinos. En febrero de este año descubrieron un ambiente particularmente especial que incluye la formación de estromatolitos en lagunas hipersalinas ubicadas sobre los 4000 metros sobre el nivel del mar. Es en las Lagunas de Socompa y Tolar Grande.
“Los estromatolitos son asociaciones de algas fotosintéticas, bacterias que precipitan minerales y que en los orígenes de la vida tuvieron la capacidad de fijar dióxido de carbono y liberal oxígeno hace 240 millones de años. Los que encontramos ahora son modernos, por lo tanto no tienen esa edad”, comentó en diálogo con TucumánHoy Farías.
“En estas condiciones son lo más parecido a las del inicio de la vida porque al estar a 4.000 metros de altura tienen mayor predisposición a los rayos ultravioletas, menor disponibilidad de oxígeno, menor cantidad de nutrientes y eso es muy parecido a como era la vida en aquellos tiempos cuando el único oxígeno que había era el que los estromatolitos liberaban. No había capa de ozono por lo tanto la radiación era muy fuerte. Además la bacteria no podía salir del fondo del mar porque la radiación la quemaba”, continuó.
A su vez expresó que “los estromatolitos cubrieron la tierra al comienzo de la vida, pero cuando el planeta fue cambiando retrocedieron en su función de oxigenar y ahora permanecen vivos en escasos lugares y muy remotos. Los más conocidos son Bahía Tiburón en Australia, Cuatro Ciénagas en México”.
Para la investigadora “lo interesante de esto es que nosotros los encontramos en la puna. Al estar en este lugar tienen condiciones de vida distinta a los otros lugares”.
“Este hallazgo me cambió completamente la perspectiva del rol científico en la sociedad”
Comentó la doctora. En este sentido mencionó que “los científicos cuando publicamos nuestros hallazgos solamente nos enteramos entre nosotros, pero éste llegó a todo el mundo. Esto creó un impacto y le dio valor agregado a un ambiente, lo que genera turismo. Por eso es fundamental la divulgación científica. O sea que nos comuniquemos con la sociedad, que nos escuche y que exista periodismo científico”.
De esta manera, señaló que “necesitamos mayor legislación, porque en nuestro país si alguien se lleva una bacteria a otro territorio nadie lo penaliza porque las bacterias no están contempladas y las bacterias de estos extremos ambientes tienen genes muy especiales con aplicación biotecnológica.
“Las leyes serán cambiadas debido a la divulgación”
Confesó y aclaró que “mientras se trabaja en el proyecto de ley hay que tomar medidas urgentes, porque cualquiera puede ir sacarlos y después tendremos que comprar las patentes de algo que era nuestro. Como cuando Colón cambió vidrio por oro. Es importantísimo poner vigilancia y vallar el lugar por la afluencia turística y científica.
Sebastián Ganzburg
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