Como toda batalla, la librada en el plenario de comisiones del senado dejó espacio a fechas futuras de confrontación de intereses políticos y de los otros, desnudando desnaturalizaciones demasiado evidentes.
Escribe León Guinsburg (x).
El cañoneo del oligopolio multimedíático, exhibiendo altísimo poder de
fuego, apunta a enajenar la credibilidad pública presionando la
voluntad legislativa. Abusa en mendacidad cuando descalifica el
proyecto oficial de ley de medios audiovisuales, atribuyéndole
nefastos efectos y demoníaca intencionalidad.
Loa exorcismos para derrumbar la ley del oficialismo son múltiples, desmesurados y fraudulentos.
Al
invocar el fin de la libertar de prensa y expresión, la reacción remite
el proyecto al plano del anatema ideológico, como si se tratara de una
especie hitleriana. El consenso de los sectores involucrados con la
radiodifusión alternativa y los apoyos institucionales son
patéticamente ignorados, pretendiendo reducir los hechos a una maniobra
del matrimonio presidencial conteste a sus inconmensurables ansias de
poder.. Sumada la obcena mención de muertos caros al público argentino,
y de vivos también, indudablemente la ausencia de techo en cuanto a
escrúpulo anuncia que la pudicia no cuenta cuando de fuertes intereses
y de poder se trata.
Como el monstruo de la desocupación es
altamenete terrorífico, muchos comunicadores asalariados del grupo
Clarín confidencian a sus íntimos que deben cumplir las directivas
demostrando convicción aunque las tripas se les revolucionen. Nadie
–es de suponer-, puede sentirse gustoso de verse tratado de un modo tan
“profiláctico”.
Otros, plumas estelares, hoy reafirman su
“jerarquía” intelectual –y laboral, por supuesto-, a través del
incondicional compromiso con los patronos y sus intereses. Héctor
Magnetto, el ideólogo y verdadera cabeza del gigante mediático, es
estratega brillante y fino conocedor de las miserias humanas.
La oposición y el “periodismo independiente”
La
medianidad del espectro político opositor es alarmante. Evadió sin
tapujos la participación activa en los debates sectoriales. Careció del
coraje de oponerse al proyecto del oficialismo durante las reuniones
múltiples que se sucedieron, de libre concurrencia.
Las espadas
opositoras optaron por la fácil trata mediática en lugar de acudir a
los debates y plantear ideas y posturas coherentes y sólidas O porque
no las hubiera o porque todavía el mito del poder mediático apabulló
sus espíritus. Habrán temido que por el solo hecho de aparecer en el
epicentro de la convocatoria –aunque sea para defenestrar la especie
jurídica-, les hiciera acreedores del “reproche cronicado”, de
“ninguneos” o de revelaciones no gratas, falsas o verdaderas, . via
tinta, micrófono y pantalla. La excepción, las huestes también
opositaras de (Fernando “Pino”) Solanas, (Eduardo) Macaluse y otros
exponentes del progresismo, que incluso cuestionando, fundamentaron su
voto positivo en la reversión un cuadro ya inaceptable.
No es casual la convergencia histérica del oligopolio mediático
apoyado por corporaciones locales e internacionales con las voces
legislativas de la derecha peronista, macrismo y carrioísmo. Se
trata, de defender intereses en cadena, ya lo mediático sirve para
defender otros rubros en los que incursionan la señora Noble y sus
socios.. Y también los privilegios están representados desde la
política, a través de operadores de “relaciones institucionales”.
El
Congreso, las sedes de partidos políticos, los tribunales, la
diplomacia, los organismos administrativos, las instituciones son
asiduamente recorridos por personajes con título universitario,
agradables y bien trajeados, que proponen, piden, sugieren, presionan
exigen, ofrecen, averiguan, se relacionan, invitan a almorzar y cenar y
en navidades o año nuevo envían a los funcionarios un regalo de
calidad, además de una agenda. Y no faltan servidores públicos que se
prestan de buen grado a hacer el papel de cortesanas
Con el
grupo Clarín en operaciones, ningún gobierno o partido o persona pudo
sostener acuerdos permanentes Todo prescriben cuando el grupo logra su
objetivo, que por lo general es económico. Cumplido éste, comienzan
nuevas tratos, ya que periodísticamente se descubre que el gobierno no
es tan bueno como se creía, o el legislador o el funcionario. Así llegó
Papel Prensa por vía de la “generosidad” del Proceso, la no reversión
de la supuesta irregularidad mencionada y el decreto 1151/83 de parte
del gobierno de Raúl Alfonsín, la reforma del artículo 45 de la Ley de
Radiodifusión y la licencia para explotar telefonía celular, entre
otros, por gracia del gobierno de (Carlos Saul) Menem, la suspensión
del otorgamiento de licencias de canales de cable por “emergencia
administrativa” del COMFER (¿?) producida en el período delarruista,
sostenida en toda la gestión Duhalde y sostenida hasta el arribo de
(Gabriel) Mariotto al COMFER Finalmente la extensión de las
licencias por diez años más a todos los medios, favoreció al
oligopolio, pero también al resto.
En síntesis, ell
contexto indicaría que la anuencia periodística a los gobiernos torne
en sorpresivo cuestionamiento al poco tiempo, al menos hasta una nueva
“conquista”.
Haciendo honor al dicho criollo de que
“las cosas aparte son separadas”, se debe desglosar la confrontación
del gobierno con el grupo conducido por Héctor Magnetto de la vieja
aspiración de cientos de medios alternativos, amparados por el artículo
65 de la Ley de Reforma del Estado más sindicatos, cooperativas,
iglesias, ONG PYMES, etcétera que reclaman con justicia desde hace dos
décadas y media participar de la radiodifusión bajo legalidad plena,
en un sistema plural y libérrimo. Y terminar con una ley de la
dictadura, prohibitiva, arbitraria e inaplicable por caduca en relación
al desarrollo tecnológico. Y porque finalmente, las comunicaciones son
un tema demasiado serio como para dejarlas exclusivamente en manos de
comerciantes.
Los argumentos políticos, culturales,
legales y técnicos de la oposición que abomina de la ley son demasiado
parecidos a los del grupo Clarín como para que no se sospeche que
además de la vocación opositora, la seducción del papel impreso,
minutos de audio y pantalla juega un papel fundamental, pese a que los
favores de los oligopólicos –la experiencia lo dice-, son a plazo fijo
Por ello, no resultaría desatinado aventurar que lobby mediante, más de
un legislador estaría ingenuamente imaginándose protagonista de
incontables fotografías, reportajes y menciones, para su gloria y
futuro político. O por el contrario, de apoyar la ley, asegurarse la
desaparición de todo medio o cuestionamientos y ridiculizaciones, vieja
práctica del feudalismo periodístico.
A (Hipólito)
Yrigoyen lo destozó el “Crítica” de (Natalio) Botana. “ La Prensa ” y
“ La Nación ” vociferaron a favor de la proscripción del radicalismo y
la candidatura de (Marcvelo de) Alvear abonando el inicio de la década
infame. A (Arturo) Illia lo acosó y cuestionó el “Clarín” en tiempos de
Roberto Noble y hasta el propio Alfonsín expuso ante correligionarios y
conocidos sobre como la llamada “prensa independiente” contribuyó a
minar su gobierno más allá de los errores. La cúpula radical de hoy,
orgánica o cobista, pareciera tener mala memoria. O querer, en todo
caso, diferenciarse del (Ricardo) Balbín que integró la
Multipartidaria y coincidió con “ La Hora de los Pueblos”, y del
Alfonsín que definió socialdemócrata y progresista al Partido de
(Leandro) Alem e Yrigoyen. Su espectro de alianzas parece más cercano
al antipersonalismo reaccionario de la Concordancia. O quizás espere,
mediáticamente, el liderazgo de un renovado (Spruille) Braden.
No condice con las otrora posturas de César Jaroslavsky, fundador de
una radio “trucha” en su Colón o del hoy prestigioso dirigente y otrora
senador Hipólito Solari Yrigoyen –preso y torturado del Proceso-, que
con otros legisladores radicales votó convencido el artículo 65 de la
ley de reforma del estado, que preserva la subsistencia de los medios
alternativos.
Hoy, por el contrario, parecen sumarse
al empeño oligopólico de seguir postergando la aparición de un nuevo y
democrático régimen legal, argumentando en contra del el rol del Poder
Ejecutivo –con esto gobierno o con los que lo sucedan-, negando la
legitimidad de estas cámaras para sancionar por su composición actual
alegando los resultados de la última elección para un próximo período
legislativo. Parecen, a través de la fluida dialéctica del jefe de su
bloque de senadores y el pobre léxico de su par de diputados, asumirse
en el anatema antidemocrático haciéndole de comparsa al absurdo
bombardeo publicitario de los medios del oligopolio, que desesperado
recurre al engaño, a la mentira, a la falacia con la pretensión de
cautivar y convencer al desprevenida consumidor de programación.
No sorprenden, por cierto, las posturas de partícipes volubles,
eclécticos y reaccionarios, pero rehuir el debate con la dirigencia de
bases del propio radicalismo no resulta digno de la representación
legislativa de un centenario partido de origen popular, y menos aún
compartir ruedas de prensa con voces eclécticas, reaccionarias y
tránsfugas.
Pero en todo caso existe coherencia,
porque las mismas coincidencias fueron expuestas anteriormente,
apostando a favor de un incipiente agrofascismo que tomó de
rehén al pueblo argentino –incluso a otros sectores productivos
agrarios-, usurpando rutas, intimidando viajeros, bloqueando
transportes, etcétera provocando desabastecimiento y especulación y
contribuyendo activamente a desbaratar la economía nacional.-
Conclusión: habremos ley
Pese
a las redoblados humedades propagandísticas del oligopolio y la
profusión de proclamas y solicitadas de corporaciones patronales
mediáticas, la nueva ley de radiodifusión, discutida, reformulada y
ajustada, saldría a luz en pocos días con el mismo texto aprobado en
diputados, Aprobada por senadores del oficialismo y opositores de
centro izquierda, será hito para la perfección permanente de una
materia cara, porque hace a los derechos humanos, a la libertad de
difundir y de crear sin vasallajes,
Contiene el proyecto, con
seguridad, elementos discutibles como todos los que se presentan y
sancionan en los recintos legislativos. Siempre existe, por vía de
instrumentación legal, posibilidad de modificar, agregar y quitar,
Deberá, para poner en marcha sus efectos, reglamentarse e
instrumentarse inmediatamente, asegurando así derechos a los sectores
sociales que irrumpirán en el mundo legal de las comunicaciones con
iguales potestades de los comprendidos por la ley de entidades
comerciales, como reza el discriminador engendro de la dictadura más
abyecta que soportara la Nación.
Sucederán planteos
judiciales e informaciones, rumores y publicidades de contenido mendaz,
seguramente, Porque son tan vastos los interese en juego y tan fuerte
el poder de los sectores afectados como su falta de escrupulosidad en
la manipulación de la opinión pública. Sabrán operar en diferentes
ámbitos en defensa de privilegios ejercidos durante largo tiempo con
total impunidad,
Se batallarán notables abogados,
constitucionalistas, administrativistas y lobistas de mucho renombre y
bien cotizados. Pero también existen letrados especializados para dar
sólida argumentación a favor de la ley en los estrados forenses.. Será
la misma guerra en otro escenario y el resultado pertenece a la
historia que viene.
Lo innegable, fuera del gobierno que
promovió el cambio, es que el hecho es un hito en el devenir social,
donde la injusticia se recicla, igual la justicia, y cambiando formas
y modos. Esto, aunque se trate de la eterna lid entre la justicia y la
injusticia. Lo irreversible es la evolución a favor de las
reivindicaciones cuando se defienden razones justas. La historia suele
atrasar pasos, pero siempre ganan los que los adelantan, aún con
demoras.
Por lo tanto, los capítulos que faltan contribuirán a
unir fuerza para que la Patria , que no es un abstracto, que ed la
gente misma, sea cada vez mejor, con menos pobreza y menos explotados,
sin excluidos ni discriminados y sin corporaciones impunes.
León Guinsburg (x)
Abogado, periodista y poeta argentino. Asesor jurídico de la Union
Docentes Argentinos (UDA), vocal de la Asociación Mutual de Abogados, y
ex interventor del Comité Federal de Radiodifusión (COMFER).
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