Naciones Unidas, 23 sep (PL) Inquietud por la situación en Honduras y reclamo por la reinstalación en el poder de su presidente constitucional, José Manuel Zelaya, sellaron el inicio del debate general de la Asamblea de la ONU.
El tema fue una constante en los discursos de los jefes de Estado de América Latina que hablaron en la sesión matutina de la primera jornada de trabajo y en declaraciones realizadas fuera del plenario.
El primero en acudir a la tribuna fue el mandatario brasileño, Luiz
Inácio Lula da Silva, quien pidió a la comunidad internacional estar
alerta para garantizar la inviolabilidad de la embajada de su país en
Honduras.
En esa sede se encuentra desde hace dos días el
presidente Zelaya tras su retorno a Tegucigalpa luego de casi tres
meses de estancia forzada en el exterior a raíz de un golpe de Estado
en su contra el pasado 28 de junio.
Lula exigió acelerar el trabajo para conseguir la reinstalación inmediata de Zelaya en la presidencia de Honduras.
Poco después de esa intervención ante la asamblea, el canciller
brasileño confirmó a Prensa Latina que continúa el cerco implantado por
las autoridades golpistas a la sede diplomática de Brasil en
Tegucigalpa.
La situación se mantiene grave y aunque se dice
que el toque de queda será levantado, nuestra embajada sigue
prácticamente sitiada, insistió el ministro al reiterar su extrema
inquietud.
Por su parte, la mandataria chilena, Michelle
Bachelet, también repudió el golpe en Honduras y ante el plenario de la
ONU apeló a la realización de elecciones libres en ese país con Zelaya
en la presidencia y al frente del proceso.
Asimismo, el jefe de
Estado uruguayo, Tabaré Vázquez, rechazó la ruptura de la
institucionalidad en el país centroamericano y reclamó la restitución
en su cargo de las autoridades democráticamente electas.
Fuera
del plenario de la ONU, el presidente venezolano, Hugo Chávez, expresó
a los periodistas que la organización mundial debe exigir la
restauración de Zelaya al frente del Estado Hondureño.
Chávez
destacó la importancia de un pronunciamiento de ese tipo para poder
acabar con "la era cavernaria de los golpes de Estado".
Por su
parte, la canciller constitucional de Honduras, Patricia Rodas, también
demandó una posición firme de la ONU contra los golpistas y por el
retorno de Zelaya al poder.
La ministra resaltó el apoyo
recibido por el gobierno legítimo de organismos internacionales y
regionales y apuntó que en su país se lucha no solo por la democracia
de Honduras, sino por la democracia de todos los pueblos.
En la
misma línea, el mandatario dominicano, Leonel Fernández, dijo a la
prensa acreditada para la asamblea de la ONU que el retorno de Zelaya a
Tegucigalpa refuerza la presión contra los golpistas.
Así se
podrá conseguir que el gobierno de facto deponga su actitud, el orden
constitucional sea restaurado y Zelaya pueda concluir el período
presidencial para el cual fue electo, indicó Fernández.
El tema
de la crisis en Honduras y el sitio en torno a la embajada de Brasil
mantiene en alerta al grupo de países latinoamericanos y caribeños que
a través de mecanismos como el Grupo de Río buscan un fuerte
pronunciamiento de la ONU.
Esa agrupación emitió anoche un
comunicado de apoyo al regreso pacífico de Zelaya a su país y exigió el
respeto de la integridad física del mandatario y su familia.
La
nota repudió los actos de violencia e intimidación contra la embajada
de Brasil en Tegucigalpa y exigió el restablecimiento del orden
democrático y constitucional con la reinstalación de Zelaya en la
presidencia.
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