Con más de 450 mil fieles que se acercaron para rendir homenaje a los santos patrones, Salta celebró la fiesta del Señor y la Virgen del Milagro.
Participaron junto a la multitud el gobernador Juan Manuel Urtubey y autoridades eclesiásticas, provinciales y municipales.
A veces ciertos momentos permiten encontrar similitudes, aunque medie entre los hitos elegidos algún tiempo. Las imágenes del Señor y la Virgen del Milagro mantienen un profundo significado entre los salteños. Reúne a peregrinos y promesantes sin distinción de clase mientras los fortalece en la fe. Siempre hay mucho que contar sobre una tradición que lleva más de tres siglos. Estas son algunas crónicas de época unidas en el contexto de la celebración de Centenarios y Bicentenarios.
El origen de las imágenes se remonta a 1592, época en que el obispo de Tucumán Fray Francisco de Victoria concretó la donación al pueblo de Salta de la imagen de Cristo crucificado, cuyo destino sería la iglesia matriz de la ciudad. La llegada a tierras americanas de la imagen fue, según los relatos, auténticamente milagrosa.
En junio de ese año la imagen llegó flotando en un cajón al puerto de El Callao, Perú, junto a otro que contenía una imagen de la virgen del Rosario destinado al convento de Santo Domingo, en Córdoba. Jamás se supo cuál embarcación las trajo desde España.
Desde Lima emprendieron viaje a su destino a lomo de mula y una vez en Salta, la imagen del Cristo fue depositada en la sacristía de la iglesia matriz y no fue objeto de veneración por espacio de cien años.
En el año 1692 la imagen de Inmaculada Concepción de María, que luego se llamaría Virgen del Milagro, se encontraba a tres metros de altura en un nicho del retablo del Altar Mayor. Cuenta la historia que aquel 13 de septiembre, después de los fuertes y reiterados temblores que destruyeron la ciudad de Esteco y fueron percibidos con singular intensidad en la ciudad de Salta, se encontró la imagen de la Inmaculada en el suelo sin que sufrieran daño su rostro y manos y según la tradición perdió los colores del rostro que quedó pardo. La imagen fue llevada a la casa del alcalde Bernardo Diez Zambrano donde se oró toda la noche. Al día siguiente, 14 de septiembre, se colocó la imagen que todos querían venerar en el exterior de la Iglesia Matriz donde continuaron los cambios de colores del rostro y fue entonces cuando muchos fieles comenzaron a llamarla “del Milagro”.
Una nueva historia empezaba para esta sencilla imagen y para los salteños, que jamás abandonarían su culto y su devoción. Según la tradición oral y el exhorto de Chávez y Abreu, el padre jesuita José Carrión recibió la revelación de que el Santo Cristo Crucificado de la iglesia Matriz, que tenían sin devoción y sin sacarlo en procesión, habría perdonado a Salta a pedido y súplica de la Madre de Dios del Milagro. Los padres jesuitas recordaron al Santo Cristo y lo liberaron de su encierro; lo colocaron frente a la iglesia que la Compañía de Jesús tenía en el centro de la ciudad. La imagen fue sacada en procesión por los fieles salteños con el ruego de que cesaran los temblores, lo que finalmente ocurrió.
Al amanecer del 14 la tierra dejó de temblar, volvió a estremecerse a la noche, en medio de procesiones y rogativas. Al cesar los estremecimientos, el 15 renació la calma y con ella se comenzó a hablar del "milagro", designando a la Inmaculada como Virgen del Milagro.
En 1902, el Papa León XIII concede la Coronación Pontificia de la Virgen del Milagro y el 13 de septiembre en presencia de obispos argentinos se corona al Señor y la Virgen del Milagro.
El Milagro es la más antigua y también la más actual manifestación de fe de Salta, la cual no conoce otro acontecimiento festivo de la antigüedad, masividad y capacidad de inclusión de éste.
Hasta la llegada de monseñor Tavella las imágenes del Señor y Virgen del Milagro estaban tapadas por una cortina que se corría los viernes y sábados respectivamente porque se consideraba que este culto no era cosa de todos los días. Y así llegamos a nuestros días, en que el culto a las imágenes del Milagro es la festividad más importante para la Ciudad, a la que no sólo asisten todos los salteños, sino fieles de Provincias vecinas y la imagen de la Virgen se ha convertido en la Protectora de la Ciudad.
Los cultos del Milagro se celebran entre el 6 y 15 de septiembre de cada año. La novena ha sido compuesta en 1760 por el presbítero Dr. Francisco Javier Fernández y su rezo tiene lugar entre el 6 y 14 de septiembre. El solemne Triduo se realiza en la Catedral Basílica de Salta el 13, 14 y 15 de septiembre de cada año.
El 15 de septiembre las Santas Imágenes recorren en procesión las calles de la ciudad, acompañadas de cientos de miles de fieles, en una de las expresiones populares más importantes de la Argentina
La imagen de la Virgen del Milagro representa a María de pie sobre la luna en cuarto creciente aplastando el dragón que enrosca por delante su cabeza y cola aseteada (con forma de flecha). La procedencia de la imagen no está determinada, pero su análisis muestra que la cabeza y las manos son de distinto origen al cuerpo tallado, al que fueron añadidas.
Inicialmente la Virgen del Milagro fue una Inmaculada de bulto completo con manto, todo tallado en madera. Esta imagen fue labrada nuevamente para hacerla articulada y poder vestirla con indumentarias de tela. Al respecto, monseñor Toscano escribió: “La novedad que todo lo invade comenzó por ponerle vestidos de tela, costumbre que se ha perpetuado hasta hoy, desperfeccionándosele, con este motivo, algo de la cabeza para acomodarle pelo postizo, y los brazos para hacerlos susceptibles de ser cubiertos de ropa”.
El ajuste a la nueva moda fue realizado por Tomás Cabrera como consta en la tarjeta orlada sobre el pecho que dice: “Tomás Cabrera, la encarnó. Año 1795”. (Encarnar significa darle color carne a las esculturas, y nada tiene que ver con el tallado del cuerpo completo). La túnica tallada está ornamentada con finas líneas de oro sobre pintura que simulan brocato y una ancha faja de pan de oro en su borde inferior.
Las coronas
La corona de la Virgen del Milagro es una corona imperial de oro, constituida por cerco y diademas formados por dos rebordes en perilla y circunferencia de turquesas, con un espacio tachonado de esmeraldas y amatistas, un orbe de Lapislázuli, y coronamiento de la cruz con brillantes y esmeraldas.
La corona del Señor es una Real de oro de 24 kilates, con engarce de esmeraldas, rubíes y amatistas, constituida en cerco y diademas.
El cerco está divididos en tres zonas: su base es una circunferencia de laureles que divide un paño lisado superior, también circular, con roleos entrelazados y espaciados por una flor de extremos flordelisados, guarnecidos por una esmeralda, dando paso a ocho diademas, formadas por roleos entrelazados que conforman una cuasi flor de Liz en la punta. Entre estas diademes, hay siete diademas menores con motivos fitomorfos.
Las coronas de flores
Fue aproximadamente en 1890, cuando doña Florencia González Sarberry de Ovejero Zerd, esposa de don Sixto Ovejero Zerda -fundador del ingenio “Ledesma” en la provincia de Jujuy y gobernador de Salta cuando la invasión de las montaneras al mando de Felipe Valera, dispuso elaborar esas ofrendas en su casa de Florida 62, actual sede de la Municipalidad capitalina, empleando flores que hacía traer de su quinta “La Noria”, parte de cuya sala se conserva hasta hoy en Pueyrredón al 500, vereda Oeste. A la muerte de doña Florencia, ocurrida en marzo de 1.920, la responsabilidad de esta tarea se dividió entre sus hijas doña Adelaida O. Gonzáles de Tamayo, quien se hizo cargo de la del Señor, y doña Electa O. González de Figueroa Ovejero, la de la Virgen.
La señora de Tamayo falleció en noviembre de 1.949, sustituyéndola su hija doña Graciela Tamayo Ovejero de Mendióroz, quien murió hace alrededor de cinco años, quedando a cargo desde entonces su hija doña Cecilia Mendióroz Tamayo de Durand Cornejo, hasta el presente, elaborándose la corona del Señor en el domicilio de esta última, situado en Buenos Aires 181.
En cuanto a la corona de la Virgen, la señora de Figueroa Ovejero falleció en julio de 1924, quedando a cargo de la tarea su hija mayor, doña María Luisa Figueroa Ovejero de López, la que al fijar su residencia en Buenos Aires fue remplazada por una de sus hijas, doña Alicia López Figueroa de Alderete, la que cedió la responsabilidad a su tía y segunda hija de doña Electa, doña Elvira Figueroa Ovejero de Zavalía Esteves, quien al fallecer en junio de1.991 dejó a cargo a su sobrina doña María Hortencia Figueroa, la que a su vez fue sustituida dos años más tarde por una de las nietas de doña María Luisa, doña Martha Alicia Alderete López de Puló García, quien en la actualidad dirige la tarea en casa de una de sus hijas, doña Mariana Puló Alderete de Goytia Etchevehere, en barrio Tres Cerrito.
El arreglo floral del Señor del Milagro lleva, aproximadamente, diez mil claveles rojos, y el de la Virgen, unas ocho mil flores blancas.
Los campaneros
Nadie puede olvidar el sonido de las campanas. Con sus sonidos marcan momentos, instalan rutinas en los estilos de vida. En la ciudad de Salta existen al menos tres campanarios importantes. Descontando la Catedral Basílica, aparecen la Iglesia San Francisco (Basílica Menor) y la Iglesia La Viña, en la zona sur del casco céntrico.
En Septiembre, las campanas anuncian la alegría, rescatan la emoción de los corazones, avisan que el tiempo del Milagro es un momento especial. Como los pájaros de primavera que anuncian la vida, sus sonidos inducen a un estado peculiar. Los campaneros lo saben y es, quizá, lo que los llena de orgullo cuando se encuentran elegidos para continuar con el oficio, que por una tradición va pasando la posta a nuevas generaciones.
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