El Consejo de Iglesias Cristianas del Uruguay (CICU); el Consejo de Representatividad Evangélica del Uruguay (CREU) y la Federación de Iglesias Evangélicas del Uruguay (FIEU), remitió una invitación a la dirigencia de los Partidos Políticos de Uruguay para participar a una Mesa de Diálogo que se realizará el 26 de Setiembre, a las 15, en la Iglesia Valdense de Montevideo. Las tres Instituciones reúnen cerca de 710 iglesias que incluye la Católica Romana , Anglicana, las de la Reforma Protestante , Pentecostales, Bautistas, Nazarena y otras más. Es la primera vez que se realiza una reunión de este estilo con las tres agrupaciones eclesiásticas. Se reproduce completo el documento, “La comunidad cristiana, en un tiempo de decisiones para nuestro país”, que se envió a la dirigencia de los Partidos Políticos de Uruguay.
La comunidad cristiana, en un tiempo de decisiones para nuestro país.
La realidad social es una sola y la necesidad de encarar numerosos
aspectos de la misma que consideramos atentatorios contra la dignidad
del ser humano, debe ser considerada siempre a partir de su unicidad.
La distinción de áreas específicas en la realidad social, tiene la
finalidad de facilitar su consideración particularizada y de articular
mejor la especificidad de las respuestas. No obstante, siempre la
referencia es a personas y grupos humanos concretos que sufren una
realidad no humanizante.
Al mismo tiempo, esa
problemática no es solamente de las personas que la padecen, sino que
es del conjunto de la sociedad uruguaya, ya que esas situaciones
necesariamente afectan al conjunto social. Es a partir de nuestra
vivencia y compromiso con las personas, creación de Dios, que queremos
compartir estas puntuaciones.
A los efectos de esta
propuesta, hemos destacado tres áreas que consideramos las principales
a encarar debido a su urgencia y gravedad: la "pobreza-marginación", la
"exclusión" y la "violencia". Se trata de aspectos de la sociedad
uruguaya que necesitan de respuestas profundas, urgentes y de largo
plazo. Además del sufrimiento de las personas concretas, derivado de
estas realidades, el conjunto de la sociedad está alcanzando niveles de
fractura que si no son atendidos de inmediato y con seriedad, corren el
riesgo de volverse irreversibles.
Pobreza y marginación.
*
Es una realidad que tenemos alrededor, al alcance de la vista y nos
golpea cada día. En la rutina tendemos, quizás, a considerarlo algo
normal, pero se trata de una realidad alienante e indigna.
* No
es nuestra intención espiritualizar el problema, hablando de la pobreza
del alma. Queremos hablar ahora de la pobreza material: del hambre, del
frío, la falta de techo, las necesidades básicas insatisfechas, los
anhelos frustrados por la carencia de un elemento básico, central y
clave: el dinero.
* En nuestro contexto aparece una
estratificación social, que instaura una grosera diferencia entre la
clase alta que detenta poder, prestigio y bienes materiales; una clase
media que ansía ascender y que lucha por no caer; y una clase pobre
sujeta al sufrimiento que se desprende de su propia condición y
condenada a padecer necesidades en todos los aspectos esenciales de la
vida.
* Pobreza y marginación son dos aspectos de una misma
realidad que, si bien pueden distinguirse, no obstante están
íntimamente relacionados. De hecho, la pobreza, sin oportunidades
sociales y sin horizontes personales de superación, conduce a la
marginación.
* Se destaca la importancia de la educación más
amplia e inclusiva, superando los límites del sistema educativo formal,
que atienda también a los aspectos personales que, con los factores
sociales concurrentes, influyen en los procesos de marginación.
*
En ese contexto, se visualiza especialmente la necesidad de una
educación que apoye la construcción ética de las personas (en valores,
derechos humanos, etc.) de modo real y práctico, superando los aspectos
puramente formales o meramente declarativos de los programas.
*
La superación de la realidad humanamente indigna de la pobreza y la
marginación, exige transformaciones sociales tendientes a disminuir
seriamente la brecha de posibilidades económicas, que profundiza cada
vez más la estratificación de nuestra sociedad. Asimismo, son
imprescindibles acciones que involucren directamente a las personas y
los grupos sociales marginados, que impliquen la promoción de su
dignidad y sus posibilidades económicas para no caer en formas
asistencialistas.
Exclusión.
*En menos de un
siglo nuestra sociedad ha tenido cambios fundamentales en la formas de
convivencia, trabajo, producción, familia, necesidades y tiempos.
Formas que eran de suma importancia en nuestra adolescencia ya no lo
son o han sido sustituidas por otras en la adolescencia de nuestros
hijos. Se constata una gran transformación en el mundo del trabajo, hay
una menor presencia familiar, las necesidades son determinadas por el
mercado : ser es tener y el que no entra termina siendo excluido.
*
Los tugurios ocupan el espacio que antes eran barrios obreros. Hay una
localización espacial de clases sociales, marcando un distanciamiento
físico. No es el círculo de exclusión clásico de la periferia de la
ciudad. Son enclaves que se dan próximos a oportunidades económicas o
de trabajo (ciudad vieja, noroeste, oeste). Hay una migración interna
en Montevideo hacia esas zonas, como también una expulsión hacia los
departamentos de Canelones y en menor medida San José.
* Residir
en esos enclaves se vuelve un elemento descalificador para aquellos que
están en la búsqueda de empleo. De igual modo hay una relación entre
los que tienen la posibilidad de acceder a la educación/formación y el
acceso al trabajo. Ello afecta en gran modo según uno sea calificado o
no calificado.
* A pesar que el índice de pobreza ha sido
estable, ha habido un aumento en la criminalidad en estos años, que
está vinculada a la situación de exclusión social, donde la persona
queda al margen de medios legales de vivencia. La dificultad de poder
satisfacer aspiraciones de consumo por vías legítimas es resuelta por
vías reñidas con la convivencia comunitaria. El vecindario reemplaza a
la familia en la formación de cultura y de espacio de contención.
*
Cuando, por ejemplo en Montevideo, se habla de: al norte de Av. Italia
o al sur de Av. Italia, se está hablando de una partición social cada
vez más evidente, con sus códigos y su cultura. Dos ciudades paralelas.
Una con escasos servicios y sin derechos ciudadanos, la otra no. Hay un
país que no existe, para el cual no se planifica. Son dos
países/ciudades sin vínculo entre ellas, sin intención de integración.
Situaciones similares se constatan en múltiples localidades del
interior. Las condiciones indican que se está en una situación límite a
punto de volverse ingobernable, como ha ocurrido en otros países
latinoamericanos.
* El Estado es visualizado por los ciudadanos
que cuentan con servicios y derechos, en el rol de contener -disuadir,
pero no en el rol de reintegrar - resolver.
Violencia.
*Al
referirnos a la violencia como problemática creciente en nuestra
sociedad, lo hacemos en una perspectiva que trasciende los emergentes
individuales o colectivos que se dan en forma aleatoria y asume un
nivel de estructura socio-cultural. En ese sentido apuntamos a una
problemática que trasciende la comúnmente llamada "seguridad
ciudadana", aunque la incluye como una de sus manifestaciones más
visibles.
* Nos preocupa analizar en profundidad la cuestión,
para poder atacar las causas y no solamente los fenómenos cruentos,
porque atacando la sintomatología del problema nunca vamos a poder
resolverlo verdaderamente. Entendemos que la violencia es, en último
término, un modo de resolver los conflictos de modo impositivo. Esta
realidad abarca a toda la sociedad, de todos los estratos sociales y de
todas las personas. Si bien existen grandes diferencias en el modo en
que cada persona y grupo maneja la cuestión de la violencia y eso no es
menor, no obstante todos participamos de ella. Los medios de
comunicación y el cine aportan su cuota innecesaria de promoción de la
violencia.
* El modo impositivo de encarar los conflictos
personales y sociales está en todos los ámbitos. Por ello, los
afloramientos de violencia verbal, física, ocurren en todos los
ámbitos: violencia doméstica (incluso entre adolescentes y padres),
urbana (tráfico, via pública), grupal (hinchadas, barras bravas) y aun
en centros educativos. El consumo de alcohol y otras drogas estimula la
violencia a límites irreparables. Permea en nuestra realidad una
concepción de que la sociedad inevitablemente se desliza a ser una
selva y que toda relación es de competencia. Así, parecería que o uno
se impone a los otros o los demás terminarán imponiéndose sobre uno.
*
La identidad de los grupos sociales se define más por la oposición que
por la construcción colectiva. Aunque es más nítido en la juventud, no
obstante nos está alcanzando a todos. La agresividad nace en gran
medida de la impotencia. La falta de formación adecuada para afirmarse
en su identidad, así como la falta de caminos claros para buscar los
propios objetivos, generan la sensación de impotencia que fácilmente
conducen a la violencia.
* Si bien la violencia atraviesa a la
sociedad uruguaya toda, hay sectores en los que se proyecta como si
fuesen los responsables de que suceda. Así se da una estigmatización
social especialmente de los jóvenes y los pobres, generándose una
prevención sistemática contra ellos.
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