Dijo la maestra Delia del Carmen Coronel que fue reconocida por la Nación por su trayectoria, con el Premio Maestros Ilustres 2009. “A pesar de que estamos en una situación social difícil debemos comprender al alumno y escucharlo”, mencionó.
La autoridad en el aula “pasa por el afecto”, indicó.
“Este trabajo debe hacerse por vocación, con muchas ganas”, dijo la maestra Delia del Carmen Coronel que el viernes fue distinguida con el Premio Maestros Ilustres 2009. Para la selección se tuvo en cuenta a los docentes en actividad, con reconocida trayectoria, destacado desempeño frente a los alumnos y reconocimiento de la comunidad educativa. Asimismo, se consideró la formación académica y el compromiso con la escuela expresado en propuestas innovadoras.
“En esta placa, que circunstancialmente lleva mi nombre, deben sentirse todos los maestros contenidos”, expresó Delia que es maestra del 4º grado de la escuela San Martín. Ayer junto con otras colegas participaron de una reunión con la ministra de Educación, Silvia Rojkés de Temkin. El objetivo, fue distinguir a maestros y dialogar sobre la inclusión de nuevos programas en los distintos niveles.
Para ser docente se “debe tener mucha paciencia, con el tiempo y la sonrisa siempre disponible. A pesar de que estamos en una situación social difícil debemos comprender al alumno y escucharlo”, mencionó Coronel.
En este sentido destacó que “al alumno hay que darle espacio y contención. Tratándolos con mucho amor”. Por eso “es necesario prepararse diariamente tanto física, emocional como psicológicamente para enfrentar el aula”.
Entre sus anécdotas, recordó: “hace un tiempo tuve un alumno alcohólico, todos los días lo esperaba para hablarle. Hace poco, caminando por una calle me llamó: ¡señorita Delia!, gritó. En ese momento se bajó de un camión y me dijo: soy pastor evangelista, usted marcó mi vida para poder seguirla correctamente. Formé una familia y tengo mis hijos estudiando. Eso, para mi, representa una de las medallas más grande que guardo en mi corazón”.
Por otro lado sobre los chicos violentos comentó que “el docente no puede hacer todo en el aula, por eso es necesario el apoyo de gente especializada como los psicopedagogos”. Para la ilustre maestra “esta violencia se debe al medio en el que viven, la falta de alimentación o recursos”. Por eso, “aunque muchas veces llegamos cansadísimos a la casa, tenemos que estar cerca de ellos”.
Además se refirió a la autoridad en el aula. “Pasa por el afecto, escuchar, no entrar o salir apurado de la escuela, aunque a veces esto no es posible porque muchas maestras tienen otro trabajo. En mi caso opto por quedarme para darle a mis chiquitos una hora más de apoyo. Siempre con una sonrisa plena, aunque la situación sea grave”, aseveró.
Sebastián Ganzburg
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