Porvenir, Pando, (Bolivia), 11 sep (ABI) - El presidente Evo Morales rindió homenaje póstumo a campesinos amazónicos asesinados en una emboscada por paramilitares al servicio de poderosos, el 11 de setiembre de 2008, como este viernes hace un año, en Porvenir, en el extremo norte de Bolivia.
En un mensaje conciliador, Morales homenajeó "a quienes con su vida rompieron el silencio y el miedo en este departamento", inmerso esos días en una espiral de agitación política y social galvanizada por grupos de poder adscritos a la administración del entonces prefecto conservador Leopoldo Fernández.
En el mismo escenario donde, hace un año, grupos de civiles armados arremetieron contra decenas de campesinos inermes, el mandatario volvió a denunciar "la masacre" de Porvenir, a 30 km de Cobija, a su vez capital del departamento Pando y a unos 1.500 al norte de La Paz.
"Hoy rendimos homenaje a un año de la
masacre que no lo dice sólo el Presidente, sino el Gobierno, sino todas
las investigaciones, desde las (efectuadas por) Naciones Unidas,
acabando en otras pequeñas organizaciones defensoras de derechos
humanos demuestran, después de una larga investigación, que aquí hubo
una masacre al movimiento campesino indígena hace un año", deploró el
gobernante.
El Jefe de Estado aludió los coincidentes informes, además de
Naciones Unidas, de la Unión Europea y la Unión de Naciones
Sudamericanas, en el ámbito de la comunidad internacional y, en el
nacional, la Defensoría del Pueblo y la Asamblea Permanente de los
Derechos Humanos en Bolivia, que en sendas investigaciones confirmaron
que en Porvenir se registró una masacre y no un enfrentamiento armado.
Morales llegó este mismo viernes a Pando, donde su administración
instrumenta un política sin precedentes para sentar soberanía en ese
confín de Bolivia, el de menor densidad demográfica y el más deprimido
del país andino amazónico.
El gobernante dijo que la matanza de entre 13 y 18 campesinos
amazónicos, de acuerdo con diversos informes, se inscribe en el largo
historial de vejaciones contra los originarios de América Latina, desde
el siglo XV.
"Se dieron políticas de exterminio al movimiento indígena no
solamente en Bolivia, sino en Latinoamérica, esas políticas exterminio
impuestas desde los distintos imperios que pasaron, imperios que se
agotaron, imperios que se debilitaron, y todavía existen algunos
imperios que quieren imperar en el mundo", afirmó al recordar las
medidas que su gobierno adoptó para frenar la arremetida de grupos
violentos al servicio de intereses oligárquicos y con propósito
secesionistas en Bolivia.
"El año pasado, en estos días ¿qué estaba pasando en Bolivia? No
sólo una masacre en Porvenir, sino un golpe de Estado civil, intento de
un golpe sin las Fuerzas Armadas. Algunos cívicos, algunos prefectos
decidieron sacarnos del Palacio, acabar con ese gobierno indio, como
siempre lo dicen", rememoró al tiempo de referirse al estado de sitio
regionalizado que debió dictar.
"Cuando decidimos, no porque quisiera Evo Morales o el Gobierno,
era importante en esta región, en este departamento, que haya un estado
de sitio. El estado de sitio era para frenar se imponga una política de
muerte. Saludo a las Fuerzas Armadas. Debatimos con el mando militar
para preparar el estado de sitio en Pando", narró.
El Presidente lamentó con particular sentimiento el deceso, en
Porvenir, entre los campesinos emboscados, del descendiente de
Bernardino Racua, héroe de la Guerra del Acre, que al despuntar el
siglo XX libraron fuerzas de Bolivia y Brasil por el control de 500.000
km2 en el Matto Grosso, finalmente adicionados a la jurisdicción
territorial brasileña.
"Nuestro respeto, nuestra admiración a la compañera Norah Montero
de Racua, la viuda de uno de los compañeros que perdieron la vida",
dijo al recordar, asimismo, a los tres estudiantes provenientes de La
Paz que estudiaban en la Normal de la población pandina de Filadelfia y
que cayeron en medio del ataque.
El entonces prefecto Fernández, a quien Morales no mencionó durante
su alocución de 28 minutos, ha sido imputado por el asesinato de los
indígenas amazónicos y desde el 18 de setiembre del año pasado está
recluido en una cárcel La Paz a la espera de un juicio que se activará
en octubre.
La matanza de campesinos en Porvenir era parte de un plan destinado a tumbar a Morales.
La asonada estalló con la toma sistemática de oficinas públicas en
las ciudades de Santa Cruz, bastión de la oposición empresarial al
gobernante indígena, Beni, Pando y Tarija.
Días antes, un equipo de periodistas filmó al entonces embajador
de Estados Unidos, Philip Golberg, cuando ingresaba a la vivienda del
prefecto opositor de Santa Cruz, Rubén Costas, poco antes de estallar
la conspiración en el momento más crítico de la política boliviana
desde restaurada la democracia en 1982.
Los alzados en Santa Cruz, Beni y Pando, destrozaron y saquearon
instalaciones de la Aduana Nacional, del Servicio de Impuestos, del
INRA, de Televisión Boliviana, de la Administradora Boliviana de
Carreteras.
El gobierno estimó las pérdidas en al menos 200 millones de
dólares durante la asonada golpista, cuyo éxito pareció depender del
impacto político de la "operación" en Porvenir.
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