Un ambiente familiar relajado, evitando las discusiones fuertes delante del bebé y una rutina horaria colaboran a bajar los indices de ansiedad en los bebes. Los síntomas pueden ser diversos, pero fundamentalmente destacan la alteración del sueño y la alimentación, durmiendo mal y manifestando falta de apetito o más hambre de lo normal.
Se estima que la ansiedad infantil puede perjudicar hasta 50 veces más que hace 15 años.
Se estima que la ansiedad infantil puede perjudicar hasta 50 veces más que hace 15 años y este incremento se debe fundamentalmente a factores como las enfermedades, la falta de cuidados, factores ambientales como pueden ser el ruido o el aislamiento, una alimentación inadecuada o el ambiente familiar, ya sea falta de cariño, incomunicación o discusiones.
Es importante tener en cuenta que el estrés en el bebé puede aparecer de formas muy diversas que van desde la formación del mismo, cuando la madre le traspasa las hormonas de activación del estrés a través de la placenta, o durante el nacimiento, siendo causado por el propio parto o una vez que éste ha nacido.
La incidencia de la ansiedad en los países desarrollados es, en
cualquier caso, mayor en las mujeres que en los hombres. Asimismo, las
personas presentan dos categorías de estrés, el eustress, más conocido
como estrés bueno, y el distress o estrés malo, ambos posibles en el
bebé. En el caso del último, se produce cuando no se puede responder
adecuadamente a una situación tensa, cuyo efecto puede provocar la
disminución de la respuesta inmunológica del bebé, sin lo cual el niño
queda desprotegido frente a posibles infecciones.
Los síntomas
pueden ser diversos, pero fundamentalmente destacan la alteración del
sueño y la alimentación, durmiendo mal y manifestando falta de apetito
o más hambre de lo normal. Además, el bebé se muestra irritado y llora
a menudo. Pero también puede afectar al desarrollo emocional y social
del niño, generar hipersensibilidad, y aumentar las infecciones y
cambios en la morbimortalidad del cáncer, produciendo así la pérdida de
protección frente a posibles tumores.
El programa Forum
Almirón de la inmunonutrición, que ha contado con la colaboración del
doctor Francisco Miguel Tobal, profesor titular de la Facultad de
Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, presentó
recientemente en Bilbao un estudio en el que enumera todos estos
aspectos y en los que se dan una serie de recomendaciones para combatir
la depresión, entre las que destaca una alimentación adecuada.
Así,
se hace especial hincapié en la importancia de la leche materna como
"uno de los mejores inmunorreguladores", ante cuya imposibilidad se
recomiendan fórmulas de alimentación infantiles enriquecidas con una
mezcla de prebióticos específicos que consiguen reducir alergias e
infecciones.
Por otra parte, los expertos sugieren algunas
pautas como un ambiente familiar relajado, evitando las discusiones
fuertes delante del bebé y una rutina horaria tanto en la alimentación
como con el descanso y mucho cariño. "La afectividad de los padres y la
expresión del amor hacia el bebé son directamente proporcionales a su
capacidad de aprender y desafiar las circunstancias de la vida",
estiman.
(Infancia Hoy)
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