Entre los logros más importantes del primer año de gestión del gobierno de Fernando Lugo, destaca la reivindicación de la soberanía hidroeléctrica de su país, que aseguró a través de una revisión del Tratado de Itaipú que mantiene con Brasil.
A finales de julio Lugo y el presidente Luis Inacio Lula da Silva, anunciaron un "histórico" acuerdo para que Brasil triplicará la compensación a Paraguay.
El
presidente paraguayo, Fernando Lugo, quien cumplió el sábado pasado un año en
el poder, afirmó que millones de sus compatriotas se han beneficiado
del "cambio" que ha defendido como emblema de la campaña que le llevó
al mandato el pasado 15 de agosto de 2008.
En
un mensaje televisado la noche del viernes, el jefe de Estado sostuvo
que "el cambio ha comenzado a hacerse realidad" en Paraguay y que ya lo
sienten "millones de paraguayos y paraguayas".
Cuando
llegó al poder en Paraguay hace un año, la figura de Fernando Lugo
acaparó el interés de la prensa internacional por tratarse de un ex
obispo, que había logrado poner fin a más de seis décadas de hegemonía
política de derecha por parte del Partido Colorado.
"En
estos doce meses, el Gobierno ha puesto en marcha programas para
capacitación profesional de 50 mil jóvenes, 290 mil familias se
benefician de tarifas sociales de electricidad y se han invertido 25
millones de dólares para mejorar la red eléctrica", señaló Lugo.
Asimismo,
el primer mandatario anunció que algunos asentamientos rurales
recibirán luz eléctrica por primera vez en un país que junto con
Argentina y Brasil controla las hidroeléctricas de Yacyretá y Itaipú,
respectivamente, dos de las mayores del mundo.
Logros
El
primer mandatario también situó entre los logros más importantes del
tramo inicial de su mandato de cinco años el acuerdo alcanzado con
Brasil para que su país acceda a mayores beneficios de la
administración conjunta en Itaipú.
Paraguay
comparte la hidroeléctrica con Brasil, que usa el 95 por ciento de la
energía producida y hasta ahora le ha pagado a Asunción precios muchos
menores a los de mercado por el excedente que le compra a su vecino.
A
fines de julio Lugo y su par brasileño, Luis Inacio Lula da Silva,
anunciaron un "histórico" acuerdo por el que Brasilia triplicará la
compensación a Paraguay.
Además,
por primera vez Brasil aceptó la posibilidad de que Paraguay comience a
vender parte de la energía que le corresponde a precio libre en el
mercado brasileño.
"Gracias
a este empeño colectivo hemos conseguido en diez meses lo que fue
imposible durante treinta años: un acuerdo con Brasil, de igual a
igual, que nos devuelve la dignidad y nuestra soberanía en Itaipú",
expresó.
Con el acuerdo, Paraguay se compromete a no llevar su reclamo ante la Corte Internacional de La Haya.
Fernando
Luego detalló durante su primer año de gestión se crearon 36 mil
puestos de trabajo, así como mil pequeñas empresas a través de las
obras públicas, la distribución de tierras públicas alcanzó a ocho mil
familias y la asistencia social a otras 200 mil familias.
"Abrimos
100 unidades de atención primaria médica y empezamos a convertir en
gratuito nuestro sistema de salud pública", afirmó el presidente Lugo,
quien también destacó que se trata de "números que muestran sólo una
pequeña parte de lo realizado".
Sin
embargo, el gobernante se declaró insatisfecho con esos avances y
aseveró que en el segundo año de su gestión "el Gobierno debe ofrecer
resultados aún más claros" y en ese sentido dijo que la reforma agraria
y los derechos sociales "tienen que llegar más y a más gente".
"Todos
esperamos que el Congreso y el Poder Judicial participen activamente de
este cambio", aseguró, al tiempo que consideró que "es una demanda de
los ciudadanos y ciudadanas de Paraguay y seguro que lo exigirán si no
se atienden sus aspiraciones".
El
primer año de Gobierno de Fernando Lugo se cumple en momentos en que
los partidos representados en el Congreso, incluido su principal
aliado, el Liberal Radical Auténtico (PLRA, derecha), sellaron un
acuerdo democrático en medio de críticas en su contra por haber
desistido de acompañar la iniciativa.
"Es una democracia de maquillaje, para unos pocos; tampoco queremos una democracia burguesa", manifestó Lugo.
Lugo,
de 58 años y quien sucedió en el cargo a Nicanor Duarte (2003-2008), se
convirtió en el primer ex obispo católico en asumir como jefe de
Estado, luego de renunciar a su estado clerical en 2005 para dedicarse
a la política.
En
los comicios del 20 de abril de 2008 puso fin a una hegemonía de 61
años en el poder del Partido Colorado, cuando ganó al frente de una
alianza de amplia base ideológica que si bien está dominada por
agrupaciones de izquierda tiene como baza electoral al PLRA, centenario
partido de centroderecha.
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