El presidente destituido aseguró que creará una "milicia popular pacífica" para volver al gobierno con un acuerdo político pero como ganador.
En tanto, la represión de una protesta antigolpista dejó decenas de heridos y unos 200 detenidos.
"Yo quiero regresar a Tegucigalpa con un acuerdo político, es cierto,
pero quiero regresar porque el pueblo ganó la batalla y me llevó a la
presidencia", sostuvo Zelaya en rueda de prensa ante cientos de sus
seguidores en la localidad nicaragüense de Ocotal, citado por las
agencias noticiosas DPA, ANSA.
Agregó que "la fuerza y la
milicia popular que va a apoyar a este presidente en su retorno son
ustedes, compañeros", tras referirse a sus partidarios como "este
ejército popular y pacífico que necesita Honduras para defender sus
conquistas y sus derechos".
Horas después de estos anuncios,
Zelaya partió a Managua donde se reunió con una comisión del gobierno
de Estados Unidos encabezada por el embajador de este país en Honduras,
Hugo Llorens.
El encuentro generó muchas expectativas, según
una corresponsal de la televisora regional Telesur, porque el
mandatario ya dijo el lunes que "no viajaría" a Washington a reunirse
con la secretaria de Estado, Hillary Clinton y que si querían dialogar
con él debían viajar a la frontera entre Nicaragua y su país.
Al
terminar la reunión el diplomático estadounidense dijo que su gobierno
está "trabajando para restaurar la democracia" en Honduras, donde un
golpe militar derrocó al presidente Zelaya el 28 de junio pasado.
El diplomático agregó que era "un placer" ver nuevamente a Zelaya, ya que "él es el gobierno que Estados Unidos reconoce".
En
tanto, la dura represión contra una manifestación de apoyo a Zelaya que
bloqueaba la ruta Panamericana a 20 kilómetros al norte de Tegucigalpa
dejó deceneas de heridos, entre ellos uno de bala en la cabeza,
identificado como el profesor Riger Abrahan Vallejo Cerrano de 38 años,
según la agencia noticiosa Europa Press.
Fuerzas policiales y
militares desalojaron violentamente a los manifestantes para
desbloquear la ruta entre la capital hondureña y San Pedro Sula, y
detuvo a decenas de personas, incluyendo a Carlos H. Reyes, candidato
presidencial independiente y miembro del Frente Nacional contra el
Golpe de Estado, a quien le fracturaron un brazo, según el dirigente
campesino Rafael Alegría.
"Nos trataron salvajemente", afirmó
el coordinador general de ese Frente Nacional, Juan Barahona, citado
por la agencia cubana Prensa Latina y agregó que aún están detenidas
unas 80 personas.
Antes de partir a Managua, Zelaya dijo que
"no hay una fecha determinada (para mi regreso). Se está haciendo la
presión necesaria para lograr el acuerdo" con los golpistas. "Se está
realmente hablando a nivel internacional y de Honduras", agregó.
El
mandatario también dijo tener información de que muchos oficiales y
capitanes de las Fuerzas Armadas de Honduras lo respaldan. "Que no les
quepa la menor duda que en cualquier momento jóvenes oficiales
afectados por el golpe amarrarán a Romeo Vásquez Velásquez", advirtió
Zelaya en referencia al jefe del Estado Mayor del Ejército hondureño,
que lo expulsó del poder y del país.
Un pronunciamiento de un
Movimiento de Oficiales Superiores y Subalternos de las Fuerzas Armadas
(Mosusu) de Honduras, que criticó la politización de esa institución,
comenzó a ser distribuido ayer por las redes de internet del Frente
Nacional contra el Golpe.
En el texto afirman que un grupo de
empresarios reunió 30 millones de Lempiras (más de 1,5 millones de
dólares) y los repartió a la junta de comandantes, "algo que va en
contra del decoro y principios del militar".
"Declaramos que
las Fuerzas Armadas no son gendarmes de ningún grupo económico de
elite, sino que estamos con el pueblo, porque la mayoría de sus
miembros, tanto oficiales como tropa, venimos de las entrañas del
pueblo, no somos un ejército de casta", sostiene el documento.
Por
otra parte, el presidente de facto, Roberto Micheletti, suavizó su
tono, según la televisora estadounidense CNN, y dijo que muchos
hondureños podrían jugar un papel en la resolución de la crisis, pero
su mano derecha en su gobierno, el ministro de la Presidencia, Rafael
Pineda, volvió a dejar claro hoy que el regreso de Zelaya al poder "no
es negociable". "La posición del gobierno en ese aspecto es firme,
inclaudicable.
El arreglo, si alguno ha de haber, pasa porque
el presidente Zelaya no puede ser reinstalado en la Presidencia de la
República", dijo Pineda. Micheletti, por otro lado, sugirió anoche al
presidente costarricense y mediador en la crisis, Oscar Arias, que
envíe a Honduras al ex presidente del Banco Interamericano de
Desarrollo (BID) Enrique Iglesias para dar nuevo aire a las
conversaciones que están casi paralizadas.
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