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Aniversario del padre de las encuestas

Los modernos institutos que realizan sondeos de opinión, cada vez más importantes en el mundo actual, basan aún su labor en principios de uno de los fundadores de la encuesta moderna, el estadístico y sociólogo estadounidense George Gallup, de cuya muerte se cumplen hoy 25 años.

El escepticismo inicial por el Instituto Estadounidense de Opinión Pública no tardó en convertirse en admiración. .

En 1936, el público descreyó de la predicción de que el demócrata Franklin D. Roosevelt sería reelegido presidente, pero Gallup tenía razón: era el comienzo de la notable carrera del pionero de la demoscopia.

Gallup, periodista nacido y doctorado en Iowa, dio el salto desde la consulta azarosa hasta la encuesta representativa, que intentaba cubrir todos los grupos y capas de la población, consigna un cable de DPA. 

Su principio rector era la búsqueda de objetividad e independencia: renunció a ejercer su derecho a voto para que nadie pudiese acusarlo de intereses partidarios y, hasta hoy, el Instituto Gallup con sede en Washington afirma que no acepta encargos de políticos o grupos de interés. 

Gallup no inventó la demoscopia pero es el responsable de convertirla en un factor determinante en la vida pública de Estados Unidos, donde aún hoy los ciudadanos son bombardeados cada día por una multitud de encuestas en los ámbitos más diversos. 

Para el estadístico, los políticos que tomaran en cuenta los sondeos estaban básicamente "respetando los puntos de vista de la gente", pero ni siquiera él pudo imaginar una política orientada directamente hacia las encuestas. 

Desde entonces, el estudio de la opinión y su papel social sufrieron cambios radicales. La combinación de la computadora con el teléfono ha hecho más representativos los resultados. 

Si antes se elegían encuestados por criterios como edad, sexo o región no de forma casual, hoy se consulta al azar a un grupo mayor de personas, del que luego se forma un segmento representativo, como explica Matthias Jung, del instituto alemán ZDF. 

El papel de las encuestas suele ponerse en entredicho cuando el resultado de unos comicios difiere del pronosticado. Según Jung los institutos no ofrecen nunca un "pronóstico" de cómo saldrán las elecciones, sino apenas la foto del estado de opinión en el momento de la encuesta. 

En las elecciones al Parlamento Europeo en junio pasado la abstención superó con creces la que auguraban los sondeos, lo que a su vez terminó por modificar los resultados al cambiar el peso de los votos emitidos. 

Por eso, los institutos completan sus entrevistas con preguntas adicionales que permiten medir si el voto declarado por un encuestado coincide con la boleta que elige el día de la elección. 

Los entrevistadores preguntan por ejemplo qué importancia tiene para el consultado una votación, lo que permite estimar cuántos terminarán por abstenerse. 

Pero la fiabilidad de estas mejoras experimentales sólo podrá juzgarse con la práctica a lo largo del tiempo. Y para ello hace falta un número suficiente de elecciones: "Tres o cuatro por año son claramente insuficientes", explica Jung.