“Príncipe azul”, escrita por Eugenio Griffero y dirigida por Oli Alonso con las destacadas actuaciones de Alfredo Fénik y Mauro Yrinis se estrena el sábado a las 22 en el Caviglia. “Los silencios son un regalo que te hace el autor para jugarlos”, dijo Fénik. “La obra tiene sutileza, climas y sensaciones que generan emoción”, comentó Oli Alonso.
Sábado a las 22, domingos a las 21. Continúa el resto de julio y durante todo agosto.
“El año pasado invité a Mauro Yriñis con la intención de poner esta obra que la subimos en el ciclo de teatro semimontado del MUNT. Ante la positiva recepción, pensamos en llevarla a escena. De esta manera, conseguimos, junto con el Ente de Cultura, hacer una co-producción. Pero nos faltaba casi todo, es decir el director. Es así que lo invité a Oli Alonso que tenía un gran amor por esta pieza desde hacía años y se sumó encantado” explicó a TucumánHoy el destacado actor Alfredo Fénik de enorme trayectoria en las tablas tucumanas.
El sábado el grupo Tran Teatro estrena Príncipe Azul, una pieza escrita por Eugenio Griffero. La obra continuará en cartelera lo que resta de julio y todo agosto.
¿Cuáles son las características del autor de la obra, Griffero?
Utiliza con gran capacidad, los silencios, los matices junto con la originalidad de situaciones y personajes.
¿Cómo se trabaja el silencio en el escenario?
Los silencios son un regalo que te hace el autor para jugarlos. Amplía el diálogo y todo el texto escrito. Pero también te otorga la enorme responsabilidad de que en esa pausa tenés que jugar con todos los elementos que creas pertinentes en el personaje.
Una obra con pocos personajes
En el texto de Griffero, dos personajes, aparentemente antagónicos, aunque reencontrados en sus imposibilidades, cumplen con un pacto que los transportará al miedo, a la ilusión, al desencuentro y al violento careo con las frustraciones individuales. Magistralmente escrita, “Príncipe Azul” maneja un discurso, que, entrelíneas, posibilita la multiplicidad de lecturas a través de un drama que le es universal a todo ser humano.
“En una época en donde no hay obras con muchos personajes, ni grandes escenografías, la gente de teatro opta por planteos más económicos. Por ejemplo el año pasado fui parte del elenco de Mate amargo…, dirigida por Leonardo Goloboff, donde solo tenía dos personajes, como en esta”, detalló Fénik.
“Un texto muy bien escrito”
“Con personajes bien delineados, al igual que las situaciones. Príncipe Azul atrapa desde el comienzo, tal es así que hasta mediados de la obra uno no sabe muy bien qué ocurre. Además tiene sutileza, climas y sensaciones que generan emoción”, comentó el director Oli Alonso.
Lo no dicho
“El texto está muy sustentado en lo no dicho, pausas, silencios e interpretaciones de lo que los personajes hablan. Un texto muy metafórico. Esto implicó enorme esfuerzo por parte de los actores”, reveló.
Teniendo en cuenta tu larga trayectoria, ¿cómo lo ves al teatro independiente?
“Está en un momento histórico muy propicio porque no solo tiene el apoyo de la ley de teatro nacional impulsada por el Instituto Nacional de Teatro (INT) sino que además tenemos una ley provincial en la que tuve el orgullo de participar para su redacción. Aunque no esté del todo reglamentada estipula fondos que ya se fueron repartiendo. Con esto el Teatro Independiente funciona, ya que somos nosotros quines, realmente, hacemos temporada. Porque el Estado solo te pone una o dos obras, nosotros, en cambio, más de veinte con variedad y riqueza de directores”, detalló Alfredo Fénik.
Actúan Alfredo Fénik y Mauro Yriñis, la producción y edición son de Natalia Quírico. Asistente de Dirección: Pablo Delgado. Espacio Escénico, diseño de iluminación, puesta en escena y dirección general: Oli Alonso.
Sebastián Ganzburg
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