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Bicentenario en Bolivia: "Vivimos el mileno de los pueblos, no de los imperios", dijo Evo

La Paz, 16 jul (ABI).- El presidente Evo Morales manifestó el jueves que América Latina viven un nuevo milenio que servirá para acabar con la dominación a la que fue sometida los pueblos y no depender más de las imposiciones de los imperios.

El Jefe de Estado hizo esa aseveración durante el desfile militar-indígena que se realizó en la plaza Gualberto Villarroel de la ciudad de La Paz con la presencia de representantes de las Fuerzas Armadas y dirigentes de los movimientos sociales de Bolivia, Perú, Ecuador, Paraguay y Venezuela.

    Junto a Morales, el desfile fue presenciado además por los presidentes de Ecuador, Paraguay y Venezuela y la canciller de Honduras, Rafael Correa, Fernando Lugo, Hugo Frías y Patricia Rodas, respectivamente.

    El presidente afirmó que la unidad de los pueblos de Latinoamérica acabará con el dominio del imperio que ha optado por nuevamente apoyar golpes de Estado en algunas naciones gobernadas por administraciones progresistas, como sucedió en Honduras, donde el presidente Constitucional Manuel Zelaya fue desalojado del poder en forma ilegal el pasado 28 de junio.

    El primer mandatario reiteró la solidaridad de Bolivia y de las naciones latinoamericanas con el pueblo de Honduras para el restablecimiento del proceso Constitucional y del Gobierno que fue elegido en las urnas.

    En un discurso de poco más de media hora, Morales destacó la lucha emprendida por los pueblos desde los años 1500 y 1600 con sublevaciones indígenas contra la corona española que ejercía un dominio en las naciones y que castigaba con la muerte a todos los líderes revolucionarios.

    Dijo que la conmemoración al Bicentenario de las heroicas gestas libertarias para acabar con el poder colonial debe hacer que los gobiernos y los pueblos reflexionen sobre la necesidad de romper definitivamente con la dominación que aún pretenden ejercer los imperios en contra del desarrollo y la independencia.

    Manifestó que los pueblos lucharon por su independencia y la vigencia de sus derechos al anotar que es necesario proseguir con políticas que promuevan la igualdad en Bolivia y en toda Latinoamérica.

    Señaló que en 1809 Pedro Domingo Murillo se levantó contra la corona española junto a un grupo de mestizos y criollos para instaurar un nuevo Gobierno aunque ya habían estallado rebeliones indígenas en el año 1500 para acabar con el sometimiento y saqueo de los recursos naturales.

    El mandatario manifestó que esas luchas no solamente se libraron en Bolivia, sino también en otros países latinoamericanos para evitar que el poder colonial explote ilegalmente los recursos naturales y porque sus derechos sean  respetados.

    Sin embargo aseveró que esa lucha no ha acabado porque en los 180 años de vida republicana algunos gobiernos se sometieron a los poderes coloniales.

    Dijo que la política del imperio siempre ha sido acabar por la vía de los golpes de Estado con todos los procesos revolucionarios que afecten sus intereses. Agregó que en Bolivia esos grupos se mostraron el año pasado cuando pretendieron desestabilizar la democracia por la vía de un golpe cívico-prefectural que fracasó y con el aliento a movimientos separatistas.

    Morales anotó que los golpistas tarde o temprano son y serán enjuiciados para que respondan ante la justicia y el pueblo por los delitos que cometieron.

    En la actualidad dos connotados golpìstas, el ex general Luis García Meza y el ex coronel Luis Arc Gómez, quienes encabezaron el 17 de julio de 1980 un cuento movimiento militar que derrocó a la presidenta constitucional Lydia Gueiler Tejada, están presos en la cárcel de Chonchocoro, a unos 30 kilómetros de La Paz,

    El Jefe de Estado lamentó que siempre hubieron sectores que coadyuvaron las asonadas golpistas para aplacar los movimientos revolucionarios, entre ellos los jerarcas de la iglesia católica "que utilizaron la oración como anestesia para mantener las estructuras de dominación imperial".

    Puso como ejemplo lo sucedido en la actualidad en Honduras, donde el arzobispo de Tegucigalpa apoyó abiertamente el golpe e Estado contra el presidente Constitucional Manuel Zelaya.

    Empero Morales aclaró no son todos los religiosos de la iglesia católica están envueltos con los poderes oligárquicos, una vez que hay sacerdotes de base que están junto a los pueblos y sus luchas reivindicatorias.

    Hizo una larga relación de los golpes de Estado militares producidos en Bolivia y otros países desde 1824. Por ejemplo Bolivia sufrió 980 interrupciones de la democracia, entre ellos con la imposición de 56 dictaduras castrenses.

    Sin embargo aclaró que en la actualidad las Fuerzas Armadas latinoamericanas decidieron enterrar para siempre esas prácticas del pasado para sumarse a los procesos de cambio emprendido por gobiernos progresistas.

    Morales se refirió a las victorias obtenidas por los movimientos populares en Bolivia, como la instauración del voto universal en 1952, una lucha que dejó un saldo de víctimas porque los detentadores del poder consideraban que los pueblos indígenas y originarios no tenían derecho a elegir a sus autoridades porque eran analfabetos o no pagaban impuestos.

    Hoy las Fuerzas Armadas ayudan a los países y los pueblos a recuperar los recursos naturales que en el pasado eran utilizados por intereses económicos de grandes trasnacionales o poderes económicos locales, además de sentar soberanía a lo largo del territorio nacional, dijo.

   Agregó que las Fuerzas Armadas de los países latinoamericanos deben dejar de depender de poderes imperiales y ponerse al servicio de los pueblos.

    Igualmente los gobiernos deben romper con las imposiciones financieras que pretenden ejercer algunos organismos dependientes del imperio, como el Fondo Monetario Internacional (FMI) que ofrecen la concesión de créditos para el desarrollo condicionándolos a la aplicación de sus propias recetas económicas.

    Resaltó la convicción que se ha fortalecido los últimos años en Latinoamérica para que los pueblos decidan con su voto los destinos de sus países y con  el fin de que los gobernantes estén sometidos y subordinados a los pueblos antes que intereses de empresas trasnacionales o poderes imperiales.