Sandra Porcel, tiene 41 años y vive postrada en una cama, en su humilde vivienda ubicada en Villa Mariano Moreno, al Este de la capital tucumana. Pesa más de 260 kilos y pide que la obra social estatal,Subsidio de Salud, se haga cargo de su tratamiento e internación en un sanatorio privado.
Aunque fue atendida por especialistas, gracias a un régimen alimentario estricto logró bajar 100 kilos, pero rápidamente, los recuperó.
Antes e casarse - según cuenta - tenía una envidiable figura. Tras su embarazo
(tiene 2 hijos varones), comenzó la escalada. Hoy, Sandra Porcel, con 41 años,
es obesa mórbida, lo que la imposibilita para trasladarse, higienizarse y , por
supuesto, gozar e una vida social. “Todos los kilos que tengo obviamente, no me
dejan ni siquiera moverme. Llegué a pesar 300 kilos, bajé 100 y después volví a
subir”, cuenta Sandra.
La mujer asegura que, tanto la obra social
Subsidio de Salud como la justicia, incurren en abandono de persona. “Mandamos
notas al Subsidio, al mismo Gobernador y no recibí respuesta. Ya no se qué
hacer”, explica. Sandra Porcel pasa sus días en cama viendo televisión y solo
aguardando que llegue el fin de la jornada para, quizás, comenzar a escribir
otra historia.
El año pasado, el Congreso de la Nación, sancionó una
ley que obliga a las obras sociales y prepagas a cubrir los tratamientos y/o
medicamentos recetados a personas con obesidad. Es que la obesidad fue declarada
“enfermedad”.
MCN
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