Durante la jornada del viernes el Parque 9 de Julio respiró aire puro. Ningún vehículo circuló hasta las 18 por sus calles. En cualquier rincón al que uno se dirigía el olor a fresca tranquilidad se hacía evidente.
De esta manera el pulmón de la capital tucumano renovó ese aire que tanto necesitaba.
Los bares, prácticamente vacíos. Siendo un día laborable no se pobló el predio. Por eso aquella imponente naturaleza descansaba. Se veía uno que otro grupito de chicos jugando al fútbol. Las parejas de siempre. Amigos tomando mate.
Un magnífico silencio se escuchaba por ese enorme pulmón verde. La excepción estaba en las cercanías de la dirección de Espacios Verdes. Había un escenario donde se depositaban unos parlantes que con el alto volumen de la música contaminaban tanto sosiego.
A unos pasos y sobre la calle se apreciaba una muestra de arte. Varios bancos de plaza decorados de diferentes maneras, con una explicación escrita por su artista al costado. Un banco movible, otro de acero, con tapitas de gaseosa, con un caracol, entre tantos.
Más allá, cerca del camping, se dictó una serie de talleres y charlas destinadas, principalmente, a escuelas. Los temas eran “Manejo Climático”; “Residuos Sólidos Urbanos para una Ciudad Limpia”. También se hizo una visita guiada, “Conociendo nuestros árboles”. No faltaron las actividades del “Programa de Forestación y Padrinazgo de Árboles”.
Con ésta iniciativa la municipalidad trató de generar mayor conciencia sobre el cuidado y respeto por el medio ambiente.
Lástima que nuestro mayor productor de oxígeno solo disfrute de la paz del aire puro solamente durante un día.
Sebastián Ganzburg
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