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Insultos a autoridades en Perú se pagan con cárcel

Caracas, 28 May. ABN.- Los insultos propiciados por cualquier persona, nacional o extranjera, a autoridades en Perú son considerados como desacato, delito que en el país se paga con cárcel.

Así lo señaló en entrevista con la Agencia Bolivariana de Noticias (ABN) el escritor peruano Winston Orrillo, quien participó este jueves en la entrega gratuita de libros de diferentes géneros realizada en la Plaza Altamira de Caracas, en compañía del ministro del Poder Popular para la Cultura, Héctor Soto, y de otras personalidades latinoamericanas y caribeñas.

Indicó que en Venezuela los medios de comunicación privados se escudan tras su derecho a la libertad de expresión para ejercer la “libertad de conspiración”, ya que aún poseen poder económico.

Sin embargo, resaltó que el Gobierno bolivariano está contrarrestando ese accionar nocivo de las empresas que poseen espectros radioeléctricos, mediante la democratización del acceso a la cultura.

“El campo de la cultura no se le puede dejar al enemigo y lo que estamos viendo en la Plaza Altamira es un hecho revolucionario, porque siendo más cultos seremos más libres y al fin y al cabo el fin de toda revolución es hacer a la gente más libre, más humana”, enfatizó.

Con respecto a la reunión de “intelectuales en defensa de la libertad de expresión en Venezuela”, auspiciada por Cedice, institución privada que se presenta como un centro de estudios económicos y que ostenta en el país la franquicia de la Federación Internacional Liberal (FIL), Orrillo aseguró que es un evento en los que sus componentes fundamentales son el miedo y el dinero.

Aseveró que el proceso encabezado por el comandante Hugo Chávez en Venezuela es el principal miedo de los imperialistas, de los defensores del neocolonialismo y del neoliberalismo, porque es el que está encabezando la revolución latinoamericana en su segunda fase (la primera fue en el siglo XIX), la cual será la definitiva.

“Eso es lo que al imperialismo le asusta y por eso se trae a todos estos testaferros y asalariados y los mete en un supuesto foro en defensa de la libertad de expresión, pagándoles millones de dolares para que intenten desestabilizar el proceso, cosa que no lograrán gracias a la conciencia y cultura del pueblo”, enfatizó.

A su juicio, la revolución bolivariana no se detendrá, ya que tiene un basamento cultural y un entusiasmo que la hace fuerte e imparable.