La caída del volumen de comercio internacional, el deterioro de los términos de intercambio de los productos básicos y las dificultades para obtener financiamiento externo privado SE destacan entre los principales efectos que sufre América Latina como consecuencia de la peor crisis financiera mundial desde la Gran Depresión de los años treinta del siglo XX.
Otro impacto, aunque menos profundo, es la disminución de las remesas, ya que ésta se compensaría en algunos países mediante la devaluación real de sus monedas, lo que mejoraría la capacidad de consumo interno de los hogares.
Así lo señala el economista colombiano José Antonio Ocampo, profesor de
la Universidad de Columbia (Estados Unidos de América) y ex secretario
ejecutivo de la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el
Caribe) en el artículo "Impactos de la crisis financiera mundial sobre
América Latina", publicado en la última edición de "Revista CEPAL",
donde examina los canales externos de transmisión de la crisis y la
vulnerabilidad de los países.
Según el economista, todos los
países pero especialmente México, Centroamérica y el Caribe, están
afectados por la contracción del volumen real del comercio, mientras
que las economías sudamericanas –particularmente las exportadoras de
productos mineros y energéticos- experimentan un fuerte deterioro de
los términos de intercambio.
Si bien reconoce que es posible
que se hayan superado los problemas más agudos vinculados a la falta de
liquidez que caracterizó la etapa más severa de la crisis
(septiembre-octubre de 2008), la región enfrentará una fase de mayores
restricciones de acceso a financiamiento externo privado, cuya duración
e intensidad aún se desconocen.
En el artículo, Ocampo
reconoce que las economías latinoamericanas llegan a la crisis con
mayores fortalezas que en el pasado gracias a la acumulación de
reservas y la reducción del endeudamiento del sector público. Pero
estima que esto sólo mitigará los efectos de la crisis. En muchos
países, las políticas fiscales siguieron siendo procíclicas y se
detecta una tendencia al deterioro de la cuenta corriente.
En
este sentido, recalca que la actual coyuntura ofrece una oportunidad
para la diversificación de la estructura productiva y del comercio,
aunque persisten factores que podrían complicar estos procesos.
“Existen márgenes más amplios para aplicar políticas anticíclicas
fiscales y monetarias, pero dichos espacios son limitados”, advierte,
según un comunicado de la CEPAL.
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