El músico y compositor santiagueño tenía de 94 años y se encontraba internado en grave estado.
Su vida inspiró a un importante escritor santiagueño, el profesor Lisandro Amarilla, quien en 1993 hizo su biografía novelada a la que llamó "El violín de Dios" y al cineasta Daniel Rojas para el documental "La savia del algarrobo" (2000).
El músico y compositor santiagueño don Sixto Palavecino, máximo difusor del
quechua en la Argentina, falleció ayer a los 94 años como consecuencia
del agravamiento de su delicado estado de salud.
Alojado en el
Instituto de Cardilogía de la capital provincial, el artista que
padeció el Mal de Chagas desde hace años, fue tratado por problemas
cardiológicos, pero luego su cuadro se complicó a raíz de una fuerte
neumonía.
Ejecutante del violín sachero surgido de las
entrañas del monte santiagueño, Sixto construyó una obra sostenida por
iguales dosis de tradición y creatividad.
Nacido en la
localidad de Barrancas, departamento Salavina, en 1915, se crió a
orillas del río Dulce donde empezó a cultivar su pasión por la música.
A
los 13 años tuvo su primer violín y tiempo después fue parte del
conjunto folclórico ’Corazón de madera’ que alcanzó notable
trascendencia en Santiago del Estero, especialmente en los
departamentos quechua-parlantes.
Realizó composiciones
bilingües y se encargó de traducir canciones, poemas, libros y hasta
las estrofas del Himno Nacional Argentino del español al quechua.
Fue
mentor y creador del espacio radial "Alero Quechua Santiagueño" que por
más de 30 años sirvió para afianzar una cultura esencial del pueblo
santiagueño e impulsó, junto a los estudiosos Felipe Corpos, Vicente
Salto y Domingo Bravo, una agrupación cultural nativista cuyo lema es
"Ama Sua, Ama Llulla, Ama Ckella" (Ni ladrón, Ni mentiroso, Ni
holgazán).
Por fuera de esta pasión que impregnó toda su
actividad, el talento de Palavecino le permitió vincularse musicalmente
con otros artistas locales e internacionales como León Gieco, Mercedes
Sosa, toda la familia Carabajal, Chico Buarque, Pablo Milanés, Milton
Nascimento y Pete Seeger.
Pese a ese tránsito, en una
entrevista al matutino La Nación aseguró que "nunca he vivido de la
música. Yo he hecho más cultura que contrato. En los últimos años
empezaron a tenerme en cuenta por la musiquita sachera, que sachero
quiere decir del monte, montaraz. Pero vivir de la música no he
vivido".
Algunos de los lauros cosechados en su trayectoria
fue un homenaje, en 1997, de la Presidencia de la Nación por su aporte
cultural y también la distinción con el título "Doctor honoris causa"
por la Universidad de Rosario.
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