Dio a conocer una extensa nota referida a la causa por el secuestro y la muerte del coronel ocurrida en 1974. Aclara que no se expidió sobre si las organizaciones armadas cometieron "delitos de lesa humanidad".
Allí se informa que la sentencia de la Cámara Federal de Rosario incluye cuestiones procesales y no se pronuncia sobre la cuestión de fondo.
La Procuración General de la Nación dio a conocer ayer una extensa nota
aclaratoria referida a la causa por el secuestro y la muerte del
coronel Argentino del Valle Larrabure en 1974.
Ante un
inexistente “fallo” de la Cámara Federal de Rosario confirmando que se
trató de un “delito de lesa humanidad”, el organismo que encabeza el
procurador Esteban Righi aclaró que se trató de una resolución sobre
temas estrictamente procesales, cuestionó la “banalización” y
“manipulación” de figuras del derecho penal internacional por parte de
sectores de la prensa que no identificó y destacó que “la reiterada
desinformación que se viene observando” alrededor del caso Larrabure
“parece responder a motivaciones ajenas al proceso penal”.
Según
publica Página/12, el 31 de octubre de 2006, días después de las dos
primeras condenas por crímenes de lesa humanidad a Miguel Etchecolatz y
Julio Simón, el abogado Javier Vigo Leguizamón se presentó ante la
Justicia en representación de Arturo Larrabure, hijo del militar, y
solicitó la reapertura de la investigación, archivada por la Justicia
federal de Rosario en 1977.
Luego hubo una sucesión de
irregularidades. Aunque no había elementos nuevos para analizar la
reapertura de la causa, el juez federal Germán Sutter Schneider corrió
vista al fiscal Francisco Sosa para que instruyera la causa.
El
fiscal, pese a que no había imputados que lo obligaran a tomar
posición, dictaminó que por el tiempo transcurrido los eventuales
delitos estaban prescriptos. No convenció a Sutter Schneider, luego
recusado por ser hijo de un ex ministro de Educación y Gobierno de
Santa Fe durante la dictadura, quien reclamó la opinión del fiscal
general Claudio Palacín.
Palacín y luego la fiscal federal
Adriana Saccone le indicaron al juez que la consulta era irregular
porque antes debía pronunciarse sobre el dictamen de Sosa. Pero ante la
insistencia de Sutter Schneider, que luego cuestionaría tanto el juez
Marcelo Bailaque como la Procuración, el 30 de octubre de 2007 el
fiscal Palacín, que tampoco tenía razones legales para un
pronunciamiento de fondo, dictaminó que los delitos de los que había
sido víctima Larrabure fueron cometidos en un contexto de “conflicto
armado interno” y eran crímenes de lesa humanidad.
La operación
derivó en una exhaustiva directiva de Righi, elaborada por la Unidad
Fiscal de Coordinación y Seguimiento de causas por violaciones a los
derechos humanos durante el terrorismo de Estado de la Procuración.
El
fiscal federal Jorge Auat y el coordinador de la Unidad, Pablo Parenti,
demostraron en su informe la imposibilidad de incluir los delitos que
afectaron a Larrabure dentro de las categorías de lesa humanidad o
crímenes de guerra y llamaron la atención sobre las irregularidades
procesales del mecanismo de consulta articulado por Sutter Schneider y
aceptado por Palacín.
En agosto pasado, una resolución del juez
Bailaque sobre varios pedidos de nulidad fue tergiversada por algunos
sectores de la prensa, que informaron sobre la “confirmación” del
dictamen de Palacín respecto de la cuestión de fondo.
La
operación generó la primera aclaratoria de la Unidad Fiscal. Ocho meses
después, la jugada se repite. La Nación, que el año pasado respaldó la
noticia que no existió con un editorial, publicó anteayer que la Cámara
de Rosario consideró el caso Larrabure como un delito de lesa
humanidad.
La Procuración aclaró ayer que la Cámara rosarina sólo trató “cuestiones de carácter netamente procesal”.
Ante
la llamativa recurrencia del error, el comunicado explica que “recién
después de la apertura o reapertura de una investigación” y sólo “si
existe algún imputado” puede discutirse si el delito constituye o no un
crimen de lesa humanidad.
“Forzar una discusión” sobre el
punto mientras se analiza la reapertura “no se justifica jurídicamente
y parece responder a motivaciones ajenas al proceso penal”, destaca.
Ante
“ciertas noticias de prensa” que no especifica, la Procuración destaca
que lleva años “estudiando el desarrollo del derecho penal
internacional” y “cuenta con recursos humanos de primera línea”,
justamente para evitar “caer en una banalización de las categorías
jurídicas”.
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