El Congreso de Bolivia aprobó el jueves, en su estación en grande, la ley transitoria a un nuevo régimen electoral, entrabada por más de 24 horas en el legislativo boliviano, después que en una segunda votación incorporara los consensos alcanzados en una mesa multipartidaria de concertación, avalada por oficialismo y oposición.
Mientras el presidente Evo Morales mantenía una huelga de hambre en demanda de la canalización de la norma.
La aprobación en grande sienta el primer paso sustantivo para que el Congreso, declarado en sesión por tiempo y materia, hasta agotar su agenda, trate sin declinaciones la norma que debe garantizar las elecciones pautadas para el 6 de diciembre próximo, en arreglo a la nueva Constitución boliviana.
La decisión fue adoptada en medio de rispideces luego que el plenario volviera a someter, en cuestión de dos horas, a votación la ley que incorpora de pleno los acuerdos políticos trabajados de forma ininterrumpida entre miércoles y jueves.
La aprobación inicial de la ley pergeñada por Diputados, que
rechazó el Senado, controlado por la oposición de derechas y luego
reconsiderada a petición de los senadores opositores Carlos Börth y
Roberto Ruiz, encendió protestas, algunas de ellas altisonantes,
virulentas y hasta cargadas de epítetos y provocó el retiro de
legisladores contrarios al gobierno de Morales.
La normalidad retornó al hemiciclo del Parlamento boliviano después
que García Linera avalara la incorporación de los acuerdos en la ley
que debe pasar aún el tamiz de la fase aprobatoria en detalle y una
tercera de revisión antes de ser emplazada en el despacho del
presidente Morales en huelga.
"Lo que de aquí va a salir es una ley muy distinta a la que nació
en Diputados, una ley distinta a la que nació en Senadores Va a ser la
ley de consenso, pero tiene que haber ley", afirmó García Linera antes
que se promoviera la segunda votación de la ley en su estación en
grande, decisión que había retornado la calma al Congreso de Bolivia.
Luego que el tratamiento de la ley fuera garantizada, García Linera
machacó que "haremos los cuartos intermedios en la aprobación en
detalle" para incorporar los acuerdos, lo que finalmente ocurrió a
petición de Börth y Ruiz, tildados ambos por la diputada opositora
Lourdes Millares de contravenir los designios de la bancada contraria a
la promulgación de la ley y al gobierno de Morales.
La sesión candente en principio y luego relativizada por la segunda
aprobación de la norma en grande, ingresó en un compás de espera,
mientras comisiones de diputados y senadores intentaban persuadir a sus
colegas que buscaban medios de transporte para retornar a sus distritos.
García Linera advirtió que el Congreso, de todas formas, aprobaría, se supone hasta el viernes, la norma.
"Es testigo la opinión pública. Los acuerdos todos serán
respetados, serán incorporados en la ley, por lo tanto, si es que me
están oyendo, invoco de manera respetuosa a los senadores, que se han
retirado, que regresen a este hemiciclo, que trabajaremos pero ya sobre
la aprobación de la ley en marcha", enfatizó el Vicepresidente.
La ley de Diputados, votada en primera instancia y luego revertida,
que encendió las protestas opositoras, fue votada por 70 congresistas y
negada por 30.
García Linera, que preside la candente sesión, que hacia las 19H45
navegaba ya en aguas calmas, pidió, en base de la palabra comprometida,
"seguir trabajando" en busca de plasmar los consensos en una ley.
"Hagámoslo acá, de cara al pueblo, pero tengamos una ley flexible,
que satisfaga a todos, pero ley al fin. Bolivia necesita una ley",
arengó.
El Vicepresidente boliviano urgió canalizar la ley, cuyos términos aprobatorios en el Congreso expiraron la víspera.
"Hemos violentado nuestro compromiso con la Constitución. Ayer (por
el miércoles) este Congreso tenía que haber aprobado una ley. Estamos
atrasados 24 horas. Por nuestra dignidad como congresistas cumplamos lo
que dijo la Constitución", encareció el dignatario, blanco de
furibundas virulencias por parte de diputados opositores.
Antes de que Ruiz le pidiera plasmar los consensos, en perfecta
coincidencia con su colega y correligionario Börth, García Linera
insistió en que "vamos a respetar los consensos".
El debate congresal era seguido por representaciones de los
movimientos sociales afines a Morales, que circundaban la Plaza
Murillo, de La Paz, a cuyos costados se alzan los palacios de la
democracia.
Líderes del activista Consejo Nacional por el Cambio y de la matriz
sindical Central Obrera Boliviana se habían declarado, junto a Morales,
en huelga de hambre, a la espera de que la ley electoral fructifique en
el Congreso.
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