Lo anunció el premier británico, Gordon Brown, en el cierre de la cumbre. Un total de 500.000 millones irán destinados a triplicar los fondos del FMI.
Los líderes de los países industriales y emergentes también acordaron reformar los mecanismos de regulación del sistema financiero y publicar una lista negra de paraísos fiscales.
El G20 acordó ayer inyectar 1,1 billones de dólares en la economía
global para reimpulsar el crédito, el crecimiento y el empleo y superar
así la mayor crisis económica en 80 años, anunció el primer ministro
británico Gordon Brown.
A pesar de los roces producidos entre
Francia, Alemania y Estados Unidos, lo líderes de las principales
potencias mundiales mostraron su optimismo una vez presentado el
acuerdo calificado como "histórico" y "sin precedentes".
Brown
dijo que el G20 acordó también adoptar políticas comunes para sancionar
a paraísos fiscales, regular los fondos de alto riesgo y reconstruir la
confianza en el sistema financiero para "evitar que se repita una
crisis como esta".
El primer ministro británico hizo su anuncio
durante una conferencia de prensa en Londres al término de la cumbre
del Grupo de los 20 (G20) países industrializados y emergentes sobre la
crisis económica mundial, la peor desde 1929.
"Hoy es el día en
que el mundo se reunió para combatir la recesión global, no con
palabras, sino con un plan para lograr una reforma y una recuperación
mundial", dijo Brown sobre la cumbre, de la que participó la presidenta
argentina Cristina Fernández de Kirchner.
Del 1,1 billón de
dólares que se inyectará en la economía mundial, 500.000 millones irán
destinados a triplicar los fondos del FMI, al que se otorgarán además
facilidades por 250.000 millones, dijo Brown.
Otros 100.000 irán
al Banco Mundial y 250.000 a crear un fondo especial para facilitar el
mercado internacional, agregó el premier, según informó la agencia de
noticias DPA.
"Habrá normas duras y castigos para los que no
cooperen", dijo el premier, quien agregó que se creará una nueva
agencia de regulación de los fondos de alto riesgo y se fijarán nuevas
reglas para el pago de bonos a directivos de instituciones financieras.
"Nuestra
prioridad en esta cumbre han sido los trabajos, las viviendas, las
empresas de las familias trabajadoras de este país, y de cada país. Si
los países trabajan juntos, pueden hacer una diferencia", agregó el
jefe de Gobierno británico.
"Hemos aprobado los paquetes de
estímulo más grandes de la historia, una expansión fiscal sin
precedentes, a finales de año se habrán destinado cinco billones de
dólares a la creación de 20 millones de empleos", explicó Brown en su
ponencia.
Por su parte el presidente de Estados Unidos, Barack
Obama, descató que la respuesta del encuentro será "un giro" en la
búsqueda de la recuperación económica.
"La cumbre de Londres fue
histórica debido a la escala y amplitud de los desafíos que enfrentamos
y por el tiempo y magnitud de nuestra respuesta", sostuvo el mandatario
estadounidense.
"Se lo debemos a todos nuestros ciudadanos,
actuar y actuar con un sentido de urgencia. En tiempos en que nuestras
economías están vinculadas como nunca antes, el mundo entero ha sido
tocado por esa crisis devastadora", destacó Obama.
Por su parte,
el presidente francés, Nicolas Sarkozy, se mostró positivo en cuanto al
resultado de la cumbre en Londres y valoró las medidas "sin
precedentes" aprobadas en la misma.
"Fuimos más allá de lo que
podríamos haber imaginado jamás", sentenció Sarkozy en una conferencia
de prensa tras más de siete horas de negociación en la capital
británica.
En este sentido, el mandatario galo afirmó que esta
"es la reforma más profunda del sistema financiero desde 1945", a la
vez que destacó que "la época del secreto bancario ha llegado a su fin".
En
tanto, la jefa de Gobierno alemana, Angela Merkel, estuvo en
consonancia con Sarkozy y afirmó que en la cumbre se llegó a "un
compromiso histórico para una crisis excepcional".
"Es una
victoria para la cooperación global", declaró Merkel, quien junto con
Sarkozy se habían distanciado de Washington antes de la cumbre al
declarar que "sin una nueva regulación financiera no habrá confianza ".
Al
respecto, Obama declaró que se aprendió de las "lecciones de la
historia". "Sé que en los días previos algunos confundieron lo que era
un debate abierto con división", afirmó el mandatario estadounidense.
El titular del Eliseo llegó a amenazar con "dejar la silla vacía" durante la cumbre sino se tenían en cuenta sus reclamos.
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