La economía ecuatoriana entró en la dolarización de manera forzada, precipitada por los manejos del sistema financiero, en particular por un grupo familiar hoy refugiado en Miami (Estados Unidos de América), que en una semana hizo perder a los sectores medios y a los más desprotegidos de la sociedad, el 80 por ciento de sus recursos.
Hoy el presidente Rafael Correa está dispuesto a salir del esquema, pero la tarea no es nada sencilla, puntualizó el embajador ecuatoriano en la Argentina, Gonzalo Sandoval Córdoba, durante una mesa redonda sobre la crisis mundial desarrollada en el parlamento argentino.
Sandoval Córdoba, un afamado cirujano cardiovascular, comenzó por
señalar que en su condición de no especialista en temas económicos no
podía avanzar en predicciones sobre el desarrollo de la crisis mundial,
pero alertó que su gobierno, encabezado por un reconocido economista
como lo es el presidente Correa, está realizando ingentes tareas
destinadas a paliar los efectos que sobre el país ha desatado la
hecatombe generada a partir de los países más poderosos del planeta, en
particular los propios Estados Unidos.
Durante el encuentro,
desarrollado en el Senado Nacional ante un par de centenares de
asistentes, muchos de ellos técnicos en cuestiones económicas y
financieras, Sandoval Córdoba puntualizó anoche que Ecuador recibió,
puntualmente, dos duros golpes en las actuales circunstancias. Uno de
ellos la baja del precio del barril de petróleo que luego de tocar los
157 dólares estadounidenses se derrumbó a casi la cuarta parte. Los
ingresos hidrocarburíferos representan la mayor recaudación para el
Ecuador. El segundo mayor golpe fue la abrupta disminución de remesas
giradas por los 1,3 millones de ecuatorianos residentes en el exterior
–principalmente en los EUA, España e Italia- a sus familias; remesas
que constituyen el segundo ingreso de recursos para el país.
En
tal sentido explicó que la razón central por la que el gobierno del
presidente Rafael Correa debió poner trabas a una cantidad de
importaciones dado que por primera vez en muchos años la balanza
comercial ecuatoriana se convirtió en deficitaria en circunstancias en
que el país no está en condiciones, a raíz de la dolarización, de
emitir moneda, por lo que se vio obligado a adoptar esas restricciones,
más allá de los argumentos que algunos de sus vecinos puedan esgrimir
sobre presuntas violaciones a las normas de la Organización Mundial del
Comercio (OMC). “Perú y Colombia pueden devaluar y lo hacen, nosotros
no tenemos moneda y no podemos devaluar ni emitir y tenemos que
recurrir a otras alternativas”, puntualizó.
Luego de otras
consideraciones, planteó la deseable perspectiva de que América Latina,
y en partir los países suramericanos, pudieran llegar a compartir una
moneda regional tal como lo está haciendo Europa con el euro, que
reemplazó a 16 monedas nacionales, entre ellas el viejo dracma griego
con 27 siglos de historia. En ese punto el historiador económico
Fernando Del Corro señaló las dificultades para avanzar en esa
dirección por la necesidad de acordar previamente una serie de
cuestiones de índole macroeconómica. Al respecto recordó que antes de
avanzar hacia el euro, en el Viejo Continente se fue avanzando, a
través de tres décadas, en un proceso de integración, que incluía la
creación de una moneda virtual como fue el ecu (European Currency
Unit), hecha a la medida del viejo sestercio romano, que no se acuñaba
sino que servía de equilibrio entre las restantes formas de pago reales.
Acerca
de la situación de las finanzas externas del Ecuador, el economista
argentino Alejandro Olmos Gaona hizo entrega a la senadora Teresita
Quintela, oficialista, de un libro en el que están registrados los
estudios técnicos realizados por un grupo de peritos que verificaron
las irregularidades existentes en la conformación de la deuda que
mantiene ese país bolivariano del Pacífico como resultado de los
manejos de gobiernos que precedieron al del presidente Correa. Olmos
Gaona encabezó un equipo que también integraron otros argentinos como
el embajador Miguel Angel Espeche Gil y el jurista Alfredo José Luis
Carella, titulares, respectivamente, de la cátedra y de la maestría en
Deuda Externa en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos
Aires.
La senadora Quintela, que viene impulsando
una serie de encuentros, además de presentar a los expositores, aclaró
que a pesar de que tampoco es una especialista en estos temas,
considera indispensable seguir adelante en la tarea que, bajo su
conducción, lleva adelante el “Foro del futuro después del monetarismo”
y de la crisis del sistema capitalista tras las políticas adoptadas
desde la década de los años 1990, en el marco de la globalización, y de
la extranjerización de las economías de la región, mientras se generaba
a nivel mundial un sistema de bancarrota generalizada.
El
cientista político Marcelo Gullo, el ex periodista y académico Enrique
Oliva (fundador de la Universidad Nacional del Comahue, en la provincia
argentina de Neuquén) y el economista Jorge Beinstein, docente en la
Universidad de Buenos Aires, quienes analizaron diversas cuestiones
sobre los cambios que se han producido en los últimos años a nivel
mundial tanto en aspectos económicos como sociales y, en términos
generales, ante preguntas de los asistentes, si bien optaron por no
adelantar pronósticos, coincidieron en que se trata de una crisis
profunda, de muy larga duración, la que debe ser aprovechada como
ocasión para formalizar un paradigma radicalmente diferente al del
actual capitalismo y al del implosionado socialismo real.
Gullo
desarrolló la teoría de un final de la desmovilización de la juventud
lograda por el sistema en eclosión durante las últimas décadas y
planteó al respecto tres alternativas. La primera de ellas de carácter
“reaccionario” y “xenófobo” que se observa en algunos sectores de las
sociedades estadounidense y europea; otra anarquista, ultraizquierdista
y violenta, como la verificada en Grecia durante las últimas semanas; y
una con características más moderadas, entre las que señaló al
“ecologismo” y una reivindicación del “gaullismo” con epicentro en una
“Europa del Atlántico a los Urales” (citando al general Charles de
Gaulle”, que incluya a Rusia.
Oliva arrancó
recordando una visión futurista del pensador francés Jacques Attali
sobre un mundo de grandes ciudades amuralladas rodeadas por amplios
espacios de tierras habitadas por nómades barbarizados. Tras ello lanzó
duros cuestionamientos contra los organismos internacionales, como la
Organización de las Naciones Unidas (ONU”, la que “no paró una guerra”
y que creó una burocracia internacional parasitaria, el Fondo Monetario
Internacional (FMI), que se cansó de decir a los gobiernos lo que deben
hacer, “pero no vio venir la crisis”, la Organización de los Estados
Americanos (OEA), que “es un bleff” y otros. Todo ello mientras el
mundo retrocede socialmente y se observan síntomas de rebrotes de
analfabetismo en los propios EUA, Francia y el Reino Unido.
Beinstein
hizo una larga descripción de la que llamó “turbocrisis”, por la
velocidad con la que se ha desatado y afirmó que en términos numéricos
hay que observar con precaución los datos oficiales, para lo cual puso
como ejemplo lo que ocurrió en los EUA, donde se decía que la caída del
Producto Interno Bruto (PIB) había sido del 3,8 por ciento, cuando
resultó ser del 6,2%, lo que ya indica que se trata de una depresión
que puede llegar hasta un 15%. “Esto ya no se parece más a nada”, dijo
haciendo relación con todos los antecedentes, como la depresión
iniciada en 1929, razón por la cual “empieza a cundir el pánico”. Para
ello citó una conferencia ofrecida el pasado 21 de febrero en la
Universidad de Columbia (New York, EUA), en la cual Paul Volcker, ex
presidente de la Reserva Federal (Fed, banco central) y hoy hombre
clave en la administración del presidente Barack Hussein Obama, aseguró
que esta crisis es “muy superior a la de 1929”, en tanto que el
poderoso empresario húngaro George Soros, destacó que lo que está
sucediendo “es una implosión del sistema” de características muy
parecidas a lo ocurrido dos décadas atrás en la ex Unión de las
Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
El
académico recordó que las exportaciones del Japón cayeron un 46% y las
chinas un 17% en el último año y no descartó lo que denominó “la opción
nuclear china”, en referencia a la posibilidad de que el gobierno de
esa potencia asiática decida comenzar a vender, a no mucho andar, sus
enormes reservas de bonos del Tesoro de los EUA lo que, de suceder,
provocará el colapso de la moneda estadounidense en el marco de un
espectacular proceso de desocupación masiva a desarrollarse en los
próximos cinco años.
Por último se refirió al
derrumbe de otras economías, como la de Suiza, a la que denominó “la
nueva Islandia” arrastrada por el descalabro de Europa Oriental, la del
desaparecido socialismo real, sobre todo en Polonia; mientras “Japón”
se hunde y China pasará por serias dificultades, aunque visualizó la
posibilidad de una reorganización regional euroasiática encabezada por
Rusia y la misma China. En tanto, en el caso latinoamericano, señaló
que mientras la globalización golpeará a bloques como la Unión Europea
y el TLCAN (EUA, Canadá y México), la UNASUR (Unión de Naciones
Suramericanas), el MERCOSUR (Mercado Común del Sur), y el ALBA
(Alternativa Bolivariana para los pueblos de nuestra América)
constituyen expectativas más alentadoras, sobre todo a partir de una
“refundación del estado”, tema que, con sus más y sus menos, han dado
muestras de poner en marcha gobiernos como los de Brasil y la Argentina.
Por Melisa Cecilia Avolio
De la redacción de MERCOSUR Noticias.
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