Para resistir a los antibióticos y lograr su propio desarrollo, algunas bacterias aprovechan los ácidos grasos presentes en la sangre humana. Así lo revela un estudio, realizado por investigadores franceses, publicado en la edición del 5 de marzo de la revista Nature. Agencia CyTA- Instituto Leloir
Gracias a su gran capacidad de adaptación, las bacterias aprenden en forma gradual a resistir los tratamientos basados en el empleo de antibióticos.
De acuerdo con una investigación, publicada en la edición del 5 de marzo de Nature, una de las tácticas que emplean las bacterias para lograrlo consiste en «secuestrar » los acidos grasos presentes en la sangre humana y utilizarlos para su propio crecimiento. El trabajo fue realizado por científicos del Centro de Investigaciones Científicas de Francia y de la Universidad Paris Descartes, entre otros centros de investigación.
Luego de una serie de análisis, los investigadores observaron que ciertas bacterias patógenas como los Streptococcus, los Enterococcus y los Staphylococcus son capaces de usar los ácidos grasos presentes en la sangre humana para constituir su membrana.
Con anterioridad, se habían diseñado antibióticos dirigidos a bloquear la capacidad de las bacterias para fabricar sus propios ácidos grasos. Los experimentos resultaron eficaces, pero in vitro, es decir, en tubos de ensayo, en condiciones que no reproducían las que ocurren dentro del organismo.
El trabajo realizado por investigadores franceses, ofrece una nueva alternativa e ilustra un "parasitismo" a través del cual las bacterias buscan recursos en la sangre del organismo humano para escapar a los antibióticos diseñados con el objeto de bloquear su propia producción de ácidos grasos.
"Nuestra investigación se centró en los Streptococcus del grupo B, principal causa de infección en los recién nacidos", señaló la doctora Claire Poyart, una de las autoras del estudio.
Poyart y su equipo de colegas inhibieron los genes de las bacterias cuyas instrucciones fabrican enzimas implicadas en la biosíntesis de los ácidos grasos y observaron que eran incapaces de crecer in vitro. Sin embargo, estas bacterias pudieron desarrollarse cuando estuvieron en contacto con muestras de sangre humana que les proveían los ácidos grasos que necesitaban.
Todo indicaría que este estudio abre paso al desarrollo de terapias eficaces contra diversas infecciones. Al menos así lo afirman los autores del estudio.
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